Andrés Crespo: “Me gustan locas”
El actor dice que le gustan las mujeres arriesgadas y de curiosidad intelectual. Su lugar más ‘rayado’ para tener sexo fue en una terraza
Trata de alejarse un poco del teléfono, porque dice que con el tiempo eso hace ‘puré’ el celebro, porque crea adicción.
En medio de su sabrosura y buen sentido del humor, el actor, director y surfista guayaquileño Andrés Crespo reveló más de uno de sus íntimos secretos y de lo que no se vio en el programa ‘MasterChef Celebrity Ecuador’, del que recientemente fue eliminado por presentar un pollo crudo.
A sus 53 años participó en su primer reality y, entre risas, no descarta estar en otro de esos proyectos si lo llaman.
Es que siempre he estado buscando y tratando de encontrar algo, buscando qué significa estar aquí (en Guayaquil), qué se puede hacer por la ciudad donde vivo.
Soy un burgués de Urdesa, que ha estado por toda la ciudad desde adolescente, desde muy chico. Siempre me he rodeado de la gente más interesante de la ciudad, eso es lo que me da mi voz, mi sentimiento personal, mi perspectiva, el haber conocido a toda esa gente de distintos caminos de la vida.
Mi vida es así, siempre estoy en distintos lugares, como en polos opuestos, y eso es rico, porque no tienes una paleta gris de tu vida, es una paleta de colores. Puedo vivir en Urdesa, ir de compras al centro y después estar en la (isla) Mocolí.
(Risas) A mí me gustan locas, la gente extrema, me gusta la curiosidad intelectual, que quiere entender nuevas cosas y momentos (...) me gusta la mujer embalada. Eso es lo que pienso ahora, antes no tenía predilección por alguien particular. Yo predicaba lo que dice un amigo: “A mí me gustan las mujeres a las que les gusto yo”.
Lo que yo he aprendido es que si eso se busca, no se encuentra. Uno tiene que estar tranquilo.
Mis relaciones han sido extremas. Lo más loco es que una vez me asaltaron a mano armada con mi pareja, eso fue romántico, esa fue una experiencia que jamás va a olvidar (ríe). He tenido noches largas, una vida intensa con gente que he querido muchísimo. La vida es así, las cosas vienen o se van; a veces uno causa las rupturas y otras no.
No, ya no. Yo soy suave, con los años he cogido experiencia, entonces ya no soy complejo en ese sentido.
Con el tiempo uno deja de estar ‘picando’ o dándose las vueltas por otras cuadras. Ya uno quiere concentrarse en una sola persona, en un solo espécimen.
Todo el mundo. Cuando se es más joven tienes el ojo abierto y estás ‘pelando el diente’ constantemente.
No, porque en esa época estaba casado, vivía en la playa. Y no digo que eso sea un impedimento, sino que estaba concentrado en mi familia y en el mar. La playa en los años 90 era distinta, no había mucha gente. Creo que siempre la ciudad es más dada a esas situaciones, a una ‘nota’ rápida en un baño, como esas cosas de paso, ¡pum y de una!
Supongo que una terraza. Esos lugares extraños, como un baño.
No había cámaras en los celulares todavía (risas). No pasa nada si sale un video de esos, como que se sobredimensiona todo. Antiguamente se sentía que un video explícito le podía hacer daño a alguien, pero creo que la historia nos ha enseñado lo contrario. Hay gente que ha llegado a vivir de su celebridad, que vino de videos íntimos regados, supuestamente, sin su consentimiento.
A mí no me gusta grabarme. Estoy concentrado en otra cosa, como para estar pensando en un teléfono o una cámara; pero si se riega, espero que me capten haciendo un buen trabajo, es lo mínimo y lo que todo mundo desearía. No es un deseo solo mío.
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Una persona que cocina marisco tiene que saber lo que está haciendo (risa pícara).
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