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Farándula

EXTRA la conoció cuando empezaba: Amaranta Hank antes de alejarse del cine adulto
Amaranta Hank se retiró del cine para adultos por los abusos que vio en la industria. Hace unos años dialogó con este Diario sobre sus inicios
Alejandra Omaña, la periodista cucuteña que en 2017 se bautizó como Amaranta Hank para saltar a la industria pornográfica, cerró definitivamente la puerta a las cámaras XXX. Su testimonio ―divulgado en una serie de videos de TikTok― revela un recorrido de humillaciones, desigualdad y negligencia que, dice, “ya no pienso normalizar nunca más”.
(Lea también: Amaranta Hank, ¿por qué no volvió al cine adulto? | Esta fue la señal)
“Si pedías respeto, te ponían la etiqueta de conflictiva”
Omaña debutó en estudios de Praga, Budapest y Barcelona, porque en Colombia nadie producía porno de forma profesional. A las pocas semanas notó el trato asimétrico: productores europeos convocaban a “una escena con un chico” y, al llegar al set, aparecía un segundo actor. “Esto lo hacían sobre todo con las colombianas”, recordó. Ella exigía mantener el acuerdo y los empresarios la marcaban con un prontuario informal: “actriz difícil”. Esa mancha limitó contratos y canceló ilusiones.
El día que el VIH tocó la puerta de Amaranta Hank
En 2019 la embajada de EE. UU. le negó la visa y se quedó en Cali como imagen de una marca. Desde Europa le avisaron que un intérprete, con quien grabaría una semana después, dio positivo para VIH. “De haber estado allá, habría filmado con él. Fue una señal”, confesó. Aunque nunca coincidió con el actor, corrió el rumor de que ella había contagiado al resto. “Él sabía que estaba infectado y jamás se cuidó”, denunció. Añadió que la clínica responsable de los exámenes conocía el diagnóstico y lo ocultó.

Tras abandonar los rodajes, Amaranta se volcó a Fancentro y OnlyFans. Alcanzó el puesto dos entre las modelos latinoamericanas mejor pagadas. Sin embargo, el bombardeo de mensajes obscenos y la fiscalización constante sobre su figura desgastaron su ánimo. “Quería tomar fotos porque me apasiona la imagen, no para soportar morbo ajeno”, explicó.
Al mismo tiempo libraba una demanda contra un periodista y atravesaba un colapso emocional. Subió de peso y le recordaron, con crueldad, que su “valor” dependía de las medidas. Su último contenido erótico se publicó el 15 de diciembre de 2023; durante todo 2024 decidió ausentarse por completo.

De actriz a coordinadora de intimidad
Hoy la cucuteña escribe, cursa estudios y trabaja como coordinadora de intimidad en producciones de Netflix y Caracol Televisión. Su misión consiste en crear protocolos éticos para escenas sensibles, algo que en el porno ―denuncia― brillaba por su ausencia. “No se trata de puritanismo; se trata de seguridad, consentimiento y dignidad”.
Un deseo que chocó con la mojigatería
Quienes sigan su carrera recordarán el reportaje que concedió a Diario EXTRA el 9 de enero de 2018. Entonces definía su líbido como “casi insaciable” y admitía que el porno le ofrecía la libertad de vivir tríos y orgías “con paga incluida”.
Aquel entusiasmo chocó pronto con la estrategia de sus agentes: subir “en niveles”, sin gang‑bangs ni sexo anal al inicio, para prolongar la curiosidad del público. “Me encontré con mucha mojigatería dentro del porno”, lamentaba en esa entrevista, donde también se autodefinió pansexual y relató la violencia que marcó su infancia en la frontera con Venezuela.
¿Por qué no volverá al cine adulto Amaranta Hank?
- Falta de cumplimiento de acuerdos: Si objetaba un cambio de guion o exigía preservativos, la tildaban de problemática.
- Riesgos sanitarios y negligencia médica: El caso del actor con VIH la convenció de que los exámenes no siempre protegen.
- Violencia simbólica y acoso digital: Los productores la presionaban para “mantener la talla” y los usuarios la reducían a un fetiche.
- Salud mental: Ansiedad, depresión y juicios legales la llevaron a priorizar terapias y escritura.
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