Detrás del brillo del escenario, los aplausos y las melodías, hay una historia de sacrificio y entrega familiar. La cantante Karla Cueva, una de las voces pioneras del regional en Ecuador, no solo se abre camino en un género dominado por hombres, sino que además, a sus 32 años, se ha convertido en madre sustituta de su hermano mayor, quien tiene una discapacidad del 76 %.

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Karla asegura que su fuerza y motivación para no rendirse vienen precisamente de Gustavo Ballardo, su hermano de 50 años. Por él se convirtió en abogada, para defenderlo, y ahora le canta y le dedica la mayoría de sus temas musicales, especialmente uno que saldrá en su próximo EP, una canción dirigida a todas las personas que tienen un familiar con discapacidad, a quienes ella llama “ángeles”.

¿Cuál es tu motor para continuar en la música?

Aparte de ser artista, soy abogada y madre sustituta. Muchos no lo saben, pero tengo un hermano con discapacidad del 76 %, y quienes tenemos a estos ángeles en casa sabemos que ellos son nuestros motores en la vida. Él es el mío. Le he prometido a mi familia que voy a popularizarme en Ecuador. Quiero ser la nueva Sharon (La Hechicera) de este país, pero en el género regional. No tengo miedo al éxito.

¿Cómo ha sido asumir esa responsabilidad familiar?

Mis papás ya son mayores. Mi papá tiene 80 años y mi mamá 70. Por eso estoy yo, para cuidarlo, defenderlo y asegurar que no le falte nada. Él depende de mi economía y es mi mayor motivación.

Trabajabas en el Consejo de la Judicatura. ¿Por qué dejar un empleo estable por la música?

Mi hermano fue quien me impulsó. Por ley, tengo derecho a dos horas diarias de permiso laboral para cuidarlo, pero estaba teniendo inconvenientes. Además, sentía que mis sueños estaban pendientes. En julio de 2022, él se puso muy grave y entendí que debía renunciar. Al día siguiente dejé mi trabajo, entre lágrimas, pero decidida. Dios me ha ayudado. Desde entonces, la música me ha abierto caminos.

Tu hermano también canta y te acompaña en tus ensayos.

Sí. Trato de no quebrarme al hablar de él. Es lo más importante en mi vida. Lucho por su felicidad y por la inclusión de las personas con discapacidad. En mis redes promuevo la visibilización y la empatía. Cuando canto, le pregunto si le gusta la canción. Me llama “la nana” y se emociona cuando me ve en televisión.

¿Le has dedicado alguna canción?

Sí. Todo lo que hago está inspirado en él. En mi próximo álbum incluiré un tema dedicado a mi hermano y a todas las personas con discapacidad, esos ángeles especiales que existen en este mundo. Sé que el Ecuador se identificará con esa canción.

Además de cuidar a tu hermano, asesoras a mujeres.

Sí. Como abogada, siempre trato de aconsejar, especialmente a las mujeres. Les digo que conozcan sus derechos y no se dejen pisotear. Debemos ser pilares fuertes. Hay un dicho que dice que “la mujer es enemiga de otra mujer”, pero no debería ser así. La vida es para servir. Si no vives para servir, no sirves para vivir.

¿Por qué elegiste el regional y no un género más comercial?

En este país, lo que se vuelve popular rápido es la chicha o la cumbia. Pero yo quiero hacer una carrera que trascienda. El regional me permite enviar mensajes poderosos, sobre todo a las mujeres. Mi música tiene un propósito: darle voz a quien no la tiene.

¿Te consideras la pionera del regional en Ecuador?

Sí. Fui la primera mujer en apostar por este género en el país. Empecé hace tres años con fuerza; aunque antes, mientras trabajaba en la Judicatura, ya había lanzado mis primeros temas. Cuando me dediqué por completo, lo hice con compromiso total. Ahora vivo mi sueño.

Acabas de estrenar ‘Me dediqué a perderte’. ¿Qué representa para ti?

Es una canción muy especial, escrita por Áureo Baqueiro y Leonel García (de Sin Bandera). Me transporta a mi época de estudiante, cuando caminaba por la avenida Kennedy, en Guayaquil, escuchando la versión de Alejandro Fernández. Representa mi transformación: la de una mujer que dejó todo por cumplir sus sueños. Aquí seguimos, luchando con perseverancia y disciplina.

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