Kim Kardashian volvió a hablar sin filtros sobre uno de los capítulos más intensos de su vida: el fin de su matrimonio con Kanye West. En una entrevista para el pódcast Call Her Daddy, la empresaria describió la relación como una etapa “tóxica”, marcada por desequilibrios emocionales y una exposición pública que se volvió insostenible. Con 44 años, la también influencer habló desde la madurez sobre su proceso personal y los desafíos de criar a cuatro hijos mientras enfrentaba el divorcio más mediático de su carrera.

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La fundadora de SKIMS explicó que la prioridad tras la separación fue preservar su bienestar y el de sus hijos. “Tuve que cuidarme a mí misma para ser una mejor madre”, afirmó, subrayando que la decisión de divorciarse no fue impulsiva, sino necesaria para proteger su estabilidad emocional. 

Pese a la ruptura, Kardashian asegura que mantiene una relación funcional con su exesposo: “Siempre que él lo pide, yo dejo que los vea”, comentó, aunque reconoció que han pasado “algunos meses” sin contacto directo con West.

¿Cómo protege a sus hijos de la polémica?

Kardashian también habló sobre el reto de mantener la normalidad familiar bajo la mirada pública. Dijo que evita expresar juicios negativos frente a los niños: “Nunca digo nada negativo sobre él, porque hay suficientes cosas sobre Kanye allá afuera. Lo último que necesitan es escucharlo de mí”. 

Aun así, reconoció que su hija mayor, North, percibe más de lo que imagina. “Me dijo: ‘Mamá, sé que lloras a escondidas en tu habitación’. Luego me soltó: ‘Tienes que volver a casarte, te estás haciendo demasiado mayor y nadie va a lidiar con esto’”, contó entre risas, dejando ver cómo incluso en la inocencia infantil hay espacio para la empatía.

La empresaria recordó además lo difícil que fue lidiar con la crisis emocional y mental de West mientras el mundo observaba cada paso. “Fue difícil identificar las primeras señales del colapso mental que atravesaba. Sentí mucha presión por ser juzgada cuando tomé la decisión de separarme”, relató. Ese escrutinio constante, dijo, la obligó a encontrar fortaleza en la discreción y a redefinir los límites entre lo privado y lo público.

¿Qué aprendió de su historia con Kanye?

A más de tres años del final del matrimonio, Kardashian reflexiona sin rencor, pero con firmeza. “Soy una persona que perdona, pero ya no tolero esa mierda”, dijo con honestidad. 

Reconoce que suele recordar solo lo bueno, aunque ahora comprende que el perdón no implica repetir los mismos errores. “Tuve el mejor ejemplo en casa, pero no tomé decisiones similares. Es confuso, porque uno pensaría que habría elegido algo más parecido a lo que conocí”, admitió al evocar el matrimonio de sus padres, Kris Jenner y Robert Kardashian.

Hoy, la celebridad asegura que vive una etapa de reconstrucción personal. Se enfoca en su familia, sus negocios y su bienestar emocional. “He aprendido a no culparme y a perdonar. Todo pasa por una razón, y hoy me siento más fuerte que nunca”, concluyó.

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