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Farándula

Rebeca, la gata que se convirtió en estrella del cine ecuatoriano
De un rescate en Manta al coprotagonismo de la película ‘Viejos Malditos’ junto a Jaime Bonelli. Se estrenará este 6 de noviembre en todo el país
Rebeca no es una gata común. Aunque vive en un refugio en Quito acompañada de otros cien felinos, su historia es la de una gata de unos 7 años que, en 2020, fue rescatada de un acantilado en Manta junto a sus seis crías, en plena pandemia de COVID-19 y que tras una vida marcada por la supervivencia, se transformó en Simón, el coprotagonista de Viejos Malditos, el primer largometraje del ecuatoriano Xavier Chávez.
“Por primera vez en Ecuador y Latinoamérica, un felino ocupa un lugar central en la gran pantalla”, le contó a EXTRA Ivonne Campoverde, productora del filme. La película que se estrena el 6 de noviembre en todas las salas de cine del país, “mezcla drama, humor negro y ternura, como un homenaje a la memoria, la vejez y la resistencia silenciosa de quienes suelen ser olvidados”, comenta.
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La historia de Rebeca fue contada por su tutora, la veterinaria Bernarda Jara, directora de la fundación Segunda Oportunidad, ubicada en Amaguaña. “Rebeca tiene una historia hermosa detrás de un comienzo cruel”, dice. “Fue rescatada en plena pandemia en un acantilado de Manta donde el mar casi llegaba hasta donde estaban sus crías. Una rescatista local nos pidió ayuda y la trajimos con sus seis bebés; cinco lograron sobrevivir, una fue adoptada”, le detalló a este medio.
En la fundación, Rebeca se mostró como una madre amorosa y protectora. Sus cuatro crías sobrevivientes crecieron junto a ella, y su parecido físico resultó ser clave cuando la producción de Viejos Malditos buscó un gato con “dobles” para el rodaje.
Pasó el casting felino
El actor y entrenador de animales (gatos, perros, leones, culebras) Walter Donado, conocido por Relatos Salvajes, iba a traer gatos desde Argentina, pero la pandemia cerró fronteras. Entonces sugirió que se ‘castearan’ a varios gatos similares que interpretaran a Simón.

Así fue como el equipo de producción llegó hasta Segunda Oportunidad. “Cuando me dijeron que necesitaban un gato con gemelos, pensé de inmediato en Rebeca”, recuerda la doctora Jara. “Rebeca tenía cuatro hijos del mismo tamaño y color. Además, es muy dócil y se siente cómoda frente a la cámara”, dice. A raíz del entrenamiento, el comportamiento de los gatos actores cambió por completo. Son más receptivos a ciertos sonidos y a las órdenes. Sobre todo, Rebeca.
Durante el rodaje, a cargo de la productora Perros obesos, la gata y sus crías trabajaron en jornadas cortas, alternando entre la fundación y el set. “Nunca estuvieron todo el tiempo fuera. Pasaban dos o tres días filmando y regresaban a descansar”, explica. Dos de sus hijos fueron adoptados por miembros de la producción, mientras que Rebeca y los otros dos, Edgar y Ramón, continúan viviendo en la fundación, esperando un hogar definitivo.
La paga que recibió la familia felina fueron fundas de balanceado para la fundación, pero para la directora de ese lugar que se financia con autogestión y padrinos, “la gran ganancia es que se mire a los gatos de otra manera”.
El adiós de un actor y el legado de una gata
En la película, Rebeca comparte pantalla con el actor colombiano Jaime Bonelli, quien falleció en 2024 y dejó en esta cinta su última interpretación. Radicado por más de tres décadas en Ecuador, Bonelli fue parte de innumerables producciones locales de cine y televisión. Aunque Bonelli no podrá estar para el estreno de la película, sí tuvo la oportunidad de ver un avance.
Veterinaria y tutora de Rebeca
Viejos Malditos no solo marca el cierre de una trayectoria actoral memorable, sino también el inicio de una nueva mirada en el cine ecuatoriano: la de los animales como protagonistas con historia, carácter y humanidad.
Rebeca o Simón, en la ficción simboliza la ternura y la resistencia de los olvidados. Desde el refugio que aún llama hogar, espera una nueva oportunidad, no solo en la pantalla, sino también en la vida real.