La reconocida cantante ecuatoriana Silvana Ibarra atraviesa uno de los capítulos más difíciles de su vida. Desde inicios de 2024, libra una intensa batalla contra el carcinoma medular de tiroides, un tipo de cáncer poco común y agresivo que ha puesto a prueba su fortaleza física y emocional. Más allá del diagnóstico, la artista ha enfrentado un proceso médico marcado por errores y negligencia.

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Silvana narró que, tras su primera cirugía, fue derivada a un tratamiento de radioterapia que resultó ser perjudicial. “El doctor me operó la primera vez y luego me envió al radioterapista; ya tenía la cita para hacer la simulación. Un día antes me hice un eco y la doctora me dijo que había encontrado algo raro y que debía revisarse antes de la radioterapia”, relató la cantante en una emotiva entrevista para Los Hackers del Espectáculo, conducido por su amiga Mariela Viteri.

Silvana se sometió a 33 radioterapias, pero los resultados no fueron los esperados. “Fue como meterse al infierno. Cuando me hicieron los índices tumorales, habían subido una barbaridad”, confesó, recordando que intentó sin éxito comunicarse con su oncóloga. “La busqué muchas veces, nunca me atendió. Dijo que me llamaría, pero nunca lo hizo”, agregó.

Silvana Ibarra terminó con su cuello "destrozado"

Tras la radioterapia, la cantante tuvo que someterse a una segunda operación, esta vez más riesgosa debido al daño en su cuello. “Obvio, con el cuello destrozado por dentro. El problema es que te haces radioterapia y no da resultado”, afirmó. Las secuelas físicas son dolorosas. “Algunos me dijeron que había que aplicar Botox para suavizar la zona (cuello), pero un especialista me indicó que no se podía. Mi músculo está muy reducido y no podría mover la cabeza sin riesgo”, explicó.

Ante la pregunta de qué haría si pudiera retroceder el tiempo, Silvana fue clara: “No me habría sometido a la radioterapia. Hubiera seguido con plantas, cosas naturales y pidiéndole a Dios protección. Me quitaron media vida, porque no puedo trabajar ni presentarme en escenarios, que es lo que más amo”.

Su hijo, Dani Solms Ibarra, detalló que la intérprete enfrenta una sensación constante de presión en el cuello, que la limita incluso para cantar, su pasión más grande. “Mi mamá está muy delicada. Siente como si la estuvieran ahorcando constantemente. Tiene los músculos muy duros”, contó, destacando que, a pesar de las dificultades, Silvana mantiene vivo su amor por los escenarios y sigue comprometida con su tratamiento.

Silvana responde positivamente a la terapia, aunque el desgaste físico es evidente, y ha perdido considerable peso. En marzo de este año se informó que había perdido alrededor de 36 libras, lo que preocupó a sus seguidores y a la industria artística.

Aun en medio de esta dura prueba, la cantante mantiene la esperanza y la fe. “Le doy gracias a Dios por la vida, porque amo la vida. Pero con esta enfermedad nunca sabes a dónde vas a llegar. Todos los días me levanto cansada, pero sigo luchando. No quiero postrarme”, expresó.

El respaldo de sus seguidores ha sido un bálsamo para Silvana Ibarra, quien a lo largo de su carrera se ha caracterizado por una conexión cercana con su público. Hoy, esa cercanía y apoyo se convierten en un motor para su resiliencia, mientras continúa su lucha por recuperar fuerzas y superar esta enfermedad. 

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