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Diario Extra Ecuador

Cáncer, pobreza y abandono: la lucha diaria de una pareja de adultos mayores en Guayaquil

La pareja sufre de enfermedades catastróficas que no les permiten moverse y mucho menos trabajar con normalidad. Piden ayuda para costear sus tratamientos

Anita necesita un bastón para levantarse y caminar, debido a su enfermedad.

Anita necesita un bastón para levantarse y caminar, debido a su enfermedad.Alex Lima / EXTRA

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En un zaguán de apenas metro y medio de ancho y unos diez metros de largo, con escasa iluminación y un calor abrasador, en la 17 y Francisco de Marcos, suburbio de Guayaquil, pasan sus días don Rubén Riera y Ana Solórzano. Son una pareja de adultos mayores que sufren enfermedades graves, las cuales les impiden moverse con normalidad y mucho menos trabajar.

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Rubén es ebanista. Se dedica a reparar objetos de madera y fabricar marcos para cuadros, diplomas y espejos. Con eso, cuando hay clientes, logra conseguir unos cuantos dólares que apenas alcanzan para comer, pero no para atenderse el cáncer que lo aqueja desde 2020.

“Primero tenía una bola a la altura de la pelvis. Eso le comenzó a crecer, pero le descubrieron la enfermedad porque lo llevamos al hospital por el covid. Mientras estaba internado me llamaron de urgencia y ahí fue que me dijeron que le habían detectado un cáncer óseo”, comentó Anita.

Ella y su esposo son fieles creyentes y desde ese momento pusieron su vida en manos de Dios, sin dejar de buscar un tratamiento que evite que la enfermedad siga avanzando.

Exámenes cada 20 días

Rubén trabaja en el portal de su casa, haciendo obras de ebanistería.

Rubén trabaja en el portal de su casa, haciendo obras de ebanistería.Alex Lima / EXTRA

“Desde un principio le dijimos al doctor que sea sincero y nos diga las cosas de frente. Él nos explicó la gravedad del caso, porque el cáncer había hecho metástasis, y nos preguntó si entendíamos lo que eso significaba. Le dijimos que sí, pero que el que tenía la última palabra era Dios”, narró la mujer.

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Sin embargo, pese a la fe, los costos de exámenes y medicinas se han convertido en el principal obstáculo para enfrentar la enfermedad. “Necesita hacerse un examen cada veinte días, cuesta cuarenta dólares y hay que hacerlo por fuera porque en el hospital no tienen los reactivos. Tenemos apenas una cama y un ropero. El televisor no sirve y ahora el ventilador también se dañó. La situación es apremiante”, manifestó Ana, sin poder contener el llanto.

Hasta hace un par de años, ella trabajaba como cocinera y niñera, pero luego de desarrollar poliartrosis se le hizo imposible continuar. “Donde cocinaba tenía que subir dos pisos y donde cuidaba a un niño era un cuarto piso. Ya no puedo subir tanta escalera. Para pararme y caminar con dificultad utilizo un bastón. Estoy a la espera de que me pongan prótesis en las dos rodillas”.

Sin bono y sin prótesis

En el angosto zaguán viven, duermen y cocinan.

En el angosto zaguán viven, duermen y cocinan.Alex Lima / EXTRA

A esta dura realidad se suma que, según la pareja, el Gobierno le retiró a Rubén el Bono Joaquín Gallegos Lara (240 dólares), destinado a personas con discapacidad y enfermedades catastróficas, dinerito que les servía para pagar el agua y la luz del espacio donde viven.

“A veces no tenemos ni para comer. Ya van a empezar las lluvias y el techo está todo huequeado. Tenemos colgada una bandeja porque hay un huecote encima de la cama. Necesitamos que nos ayuden, por el amor de Dios”, suplicó Rubén.

SolidaridadEstimado lector, si desea tender una mano a esta pareja, puede comunicarse al teléfono: 096 219 6465.

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