Treinta y cinco días antes de su asesinato, Jorge Antonio Cárdenas Carpio ya había sido víctima de un atentado que, en ese momento, parecía una advertencia. Sujetos desconocidos arrojaron combustible contra la fachada de su negocio, ubicado en la calle Guaranda, entre Bolivia y García Goyena, provocando un incendio que dejó daños visibles en la puerta principal y la estructura del local. A pesar del impacto de aquel hecho, Cárdenas no denunció haber recibido amenazas directas, ni sospechaba que el ataque era apenas el preludio de algo mucho más grave.

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La tarde de este miércoles 1 de octubre, a las 17:55, la violencia lo alcanzó de manera frontal. Dos hombres que se movilizaban en una motocicleta llegaron hasta la lubricadora Tecnicentro Speedy, propiedad de la víctima. Uno de ellos descendió del vehículo, se dirigió directamente hacia Cárdenas, de 37 años, y le apuntó con un arma de fuego.

El primer disparo hizo que la víctima intentara salvar su vida corriendo hacia el interior del establecimiento. En su desesperación buscó refugio en el baño del local, pero su agresor lo persiguió con determinación. Testigos relataron que el atacante pateó la puerta hasta derribarla y, una vez frente a él, le disparó varias veces más hasta dejarlo tendido en el piso. Allí lo remató, asegurándose de que no quedara con vida.

Fueron directo a él

Parientes que llegaron al sitio del crimen señalaron que el sicario nunca dudó en su objetivo: “Él fue directo contra mi tío, lo buscó a él nada más”, declaró un sobrino del occiso a la Policía, aún conmocionado por la brutalidad del hecho.

En el lugar, agentes de Criminalística levantaron al menos 15 indicios balísticos, entre ellos:

• 9 vainas percutidas

• 4 balas deformadas

• 2 cartuchos sin percutir

Las primeras pericias permiten establecer un nexo con el ataque previo contra el local. Familiares, que prefirieron mantener sus nombres en reserva por temor a represalias, confirmaron que semanas atrás, en horas de la madrugada, desconocidos provocaron un incendio en la puerta principal de la lubricadora, hecho que quedó registrado como una amenaza latente. Sin embargo, nunca imaginaron que los responsables volverían, esta vez para acabar con la vida de su ser querido.

Las autoridades investigan el trasfondo de este crimen y no descartan que se trate de un ajuste de cuentas relacionado con amenazas extorsivas o represalias criminales, dada la modalidad del ataque y la insistencia previa de amedrentar al propietario del negocio.

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