El polvo se levantaba al paso de los niños que corrían descalzos por las calles de tierra del Suburbio, mientras el sol de la tarde iluminaba las casas de caña guadúa y techos de zinc, sostenidas sobre pilares de madera, como si flotaran sobre el río. Era 1989, y Guayaquil mostraba una cara humilde, llena de vida cotidiana, donde la política, la basura y la risa de los más pequeños se entrelazaban en cada esquina.

En TikTok, el perfil Explorando el misterio ha rescatado esas imágenes como quien abre un viejo álbum familiar. En un video reciente, titulado “Así era Guayaquil en 1989, en el barrio del Suburbio”, combina fragmentos de la vida de aquel tiempo: niños formando largas filas, otros corriendo sobre la tierra, y vecinos que miran con curiosidad la cámara que captura su mundo.

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Las casas, muchas construidas en caña guadúa y otras de bloque sin enlucir, parecen flotar sobre la historia. En las paredes, restos de pinturas políticas recuerdan campañas de candidatos como Abdalá Bucaram, mientras que frente a algunas viviendas, la basura se amontona sin remedio. 

Antes del asfalto que hoy cubre casi todas las calles, los terrenos baldíos y los focos de humo de los desechos quemados formaban parte de la rutina de quienes transitaban por la zona.

El Guayaquil de finales de los 80 que los usuarios recuerdan

El video no sigue un orden lineal, sino que se mueve como un collage de memorias: niños jugando y caminando sobre el puente de la 17, del lado de Bellavista, burros que hurgan entre los basureros y perros flacos que acompañan a los vecinos en su camino. Cada escena es un pedazo de la vida real de una ciudad que crecía entre carencias y alegrías sencillas.

Entre los comentarios del video, la nostalgia es palpable. “Mi mamá sale en este video. Doy gracias a Dios porque aún está viva”, escribió la usuaria @rouse202586, mientras otros recordaban con ternura aquel Guayaquil sin lujos: “Allí no había lujos, pero se vivía paz”, comentaba @PukissShawol525.

El video logra capturar esa mezcla de inocencia y crudeza que marcó la ciudad de finales de los 80: niños corriendo entre polvo y barro, basura dispersa por las calles, animales domésticos y de carga formando parte del paisaje urbano. Es una postal de un tiempo que ya no existe, pero que sobrevive en la memoria de quienes lo vivieron y ahora se redescubre a través de un lente que devuelve al espectador la esencia de un Guayaquil que parecía flotar entre la tierra, el río y la esperanza.

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