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Guayaquil

El caos vehicular y peatonal en la intersección de las avenidas Francisco de Orellana y Plaza Dañín es constante.Francisco Flores / EXTRA

Guayaquil: Amenazas viales se multiplican en dos arterias clave del norte

Ciudadanos y expertos en movilidad critican la falta de señalizaciones en estas concurridas arterias. La ATM afirma que las mejoras están cerca

Una pierna que se adelanta con lentitud sobre la otra, aferrada al pasamanos, mientras el rostro se arruga de dolor en cada pisada. Así se desplaza Marcia Elena, de 58 años, quien padece artritis y debe cruzar el paso peatonal elevado que une el Policentro con Plaza Quil. “Ya es un calvario subir y bajar del bus, pero estas escaleras, que hasta están dañadas, me cuestan mucho”, reclama.

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La confluencia de centros comerciales, locales y la cercanía con la Universidad de Guayaquil convierten a la zona, ubicada en las avenidas Francisco de Orellana y Plaza Dañín, en un ‘hervidero’ de peatones, expuestos al sol, pues la estructura, además de estar deteriorada, no tiene techo.

“Los pasos peatonales elevados nunca están diseñados para el peatón. Su fin principal es que la gente no ocupe la calle para que los autos circulen”, argumenta Michelle Gaibor, coordinadora en la Fundación Movidana para la Seguridad Vial.

Gaibor añade que estas estructuras, que requieren gran inversión, se deterioran rápido, no reciben mantenimiento y excluyen a grupos prioritarios como adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con discapacidad.

Abajo, el caos cambia: los buses no respetan las paradas y dejan ‘al vuelo’ a los usuarios. Del lado de Plaza Quil, los colectivos no ingresan al sitio de embarque y obligan a la gente a bajarse de la vereda para abordarlos.

El paso peatonal de la zona no es inclusivo con personas con movilidad reducida.FRANCISCO FLORES / Extra

Si las personas optan por no usar la estructura, deben caminar hacia la parte inferior. Allí, el trayecto se interrumpe por garajes que obligan al peatón a invadir la calle. “Ya son meses, pasó el invierno, ya cambiaron hasta el asfalto, pero no hay una línea cebra”, comenta María Paulina Nieto, quien cruza a diario por allí.

La mayoría de cruces semaforizados en esta intersección carece de señalización peatonal. Es común que, con la luz en rojo, los carros bloqueen el espacio de cruce. “Uno tiene que ponerse bravo con los conductores porque se paran donde debe ir la línea cebra. Pero como no está pintada, hacen lo que quieren”, acota Julio Terán, que trabaja en la zona.

En medio del desorden, dos agentes de la Agencia de Tránsito y Movilidad (ATM) se limitaban a dirigir el paso vehicular, superados por la anarquía peatonal.

"Lógica vial anticuada" en Guayaquil

Para Malena Marín, experta en tránsito y movilidad, la situación responde a una lógica vial anticuada. “Ese sector, como son vías arteriales, la prioridad la tiene el carro. Por eso los tiempos de los semáforos deben ser extensos”, explica.

Sin embargo, advierte que “al no tener señalización, se produce una indisciplina diaria. Si ocurre un accidente, ¿quién señala al responsable si no hay línea cebra?”. La solución, dice, requiere una intervención integral con cruces cebra gruesos y semáforos inteligentes que se autorregulen según la afluencia de personas.

Aunque el Municipio de Guayaquil presentó recientemente una Guía de Diseño de Calles, sus lineamientos parecen letra muerta en esta intersección. El manual es claro al desaconsejar los pasos elevados, señalando que “ocasionan recorridos más largos e indirectos para los peatones, por lo cual, en muchas ocasiones, no son utilizados”.

La falta de señalización en la vía permite que vehículos bloqueen el cruce peatonal.FRANCISCO FLORES / Extra

Esmeralda Valarezo, de la Fundación Movidana, acompañó a este Diario en el recorrido y confirmó los riesgos. Para ella, el punto más crítico es la curva que delinea al Centro Comercial San Marino. “No se puede ver los carros que vienen, es un punto ciego. No respetan la luz roja y giran a velocidad. Es un cóctel de riesgos”, resumió, añadiendo una dura reflexión: “El problema es que luego se responsabiliza al peatón por cualquier accidente”.

Consultada por EXTRA, la ATM no pudo brindar un vocero, pero atribuyó la ausencia de señalización a una intervención reciente de Obras Públicas, asegurando que se volverá a pintar acorde a lo ya planificado. Sin embargo, no detalló fechas más allá de “en las próximas semanas”.

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