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Guayaquil

Un vendedor con una máscara de monstruo tuerto atrae al público.Diego Alvarado / EXTRA

Halloween en Guayaquil: estos son los disfraces más locos y divertidos del centro

En el centro de la Perla, vendedores y maniquíes enmascarados atraen a los compradores con una mezcla de susto, picardía y comedia.

En el centro de Guayaquil, los disfraces de Halloween espantan, pero también ‘obligan’ a ‘pelar el diente’. Basta caminar entre las calles Manabí y Chimborazo para tropezarse con un puesto improvisado maquillaje y ropa, y en medio, una figura que parece una abuelita jubilada de los años setenta como disfraz.

(Lea también: Guayaquil: Caos y desenfreno en una fiesta masiva de Halloween en club de la CTE)

Su vestido naranja con violeta brilla al sol como si fuera lámpara de feria. Pero lo más extraño no son los colores, sino la gran calabaza en el medio. Desde lejos parece que es ella quien atiende el local, lista para preguntar: “¿Va a llevar o solo va a mirar?”.

El vestido psicodélico de calabaza que parece ‘atender’ a los clientes.Extra

La fiebre de Rumi (K-pop Demon Hunters) en Guayaquil

Este año, el comercio del terror se ha mudado unas cuadras más allá. Ya no está concentrado en la Bahía, sino en los alrededores del Mercado Central. En las calles Lorenzo de Garaycoa y Sucre, un joven disfrazado de algo entre monje oscuro y asesino frustrado atrae a los clientes en el local Hermanos Guevara.

Lleva una túnica negra, un machete de plástico y una máscara de monstruo tuerto: solo se le ve el ojo izquierdo, los dientes están medio borrados y unas rayas negras le cruzan la cara como si hubiera sido ‘apaleado’ por Freddy Krueger.

Cecilia Arteaga, la administradora, se ríe de su propio mostrador lleno de calaveras y pelucas. “Esa máscara la piden bastante -dice-, está entre cuatro y cinco dólares. Pero este año lo que más piden las chicas es el K-pop”.

Este es el atuendo de las ‘Rumi’, inspirado en la cultura del K-Pop.Extra

Al parecer el miedo coreano está de moda. Cecilia explica que los disfraces de las ‘Rumi’ -unas heroínas de la serie K-Pop Cazadoras de Demonios- se han vuelto furor: blancos, con chalecos negros y toques dorados, parecen más uniformes de bastoneras de colegio que trajes de demonios cazadores. “Me los piden desde niñas de dos años hasta adultas, y los precios están entre 30 y 35 dólares”, detalla.

Rumi, de K-Pop Cazadoras de Demonios.Extra
El guasón ‘cansado’ que exhibe un letrero de búsqueda personal.Extra

El triste payaso

A pocos metros, otro personaje roba miradas: un Guasón cansado, versión 2008 (Heath Ledger), que cuelga flácido en un maniquí. Su traje morado y verde está más cerca de ser cortina que atuendo, y sobre su pecho cuelga un letrero que dice: “Se necesita señoraita con experiencia en venta”.

Pero el verdadero drama está en la peluca: apenas unos hilos sobreviven, como si la señorita con experiencia se hubiera ido hace años y nadie la reemplazó.

Terror ‘aplanado’En el centro de la Perla, vendedores y maniquíes enmascarados atraen a los compradores con una mezcla de susto, picardía y comedia.

Ya en Sucre y 6 de Marzo, la cosa se pone más intensa. En el negocio ‘La Hormiguita’, una cabeza y su cuerpo rojo fosforescente cuelga del techo, con ojos que te siguen como si supiera tus secretos.

Este tipo de disfraz-lencería son requeridos por damas de compañía, según comerciantes.Extra

Es Huggy Wuggy, el monstruo viral de internet, pero este parece haber sido atropellado por una aplanadora. “Ese lo piden full”, dice Diego Calderón, encargado del local. “La gente busca cosas raras que ven en internet, como ese”.

Calderón también cuenta que lo más curioso no son los disfraces de monstruos, sino los de princesas… con versión “alternativa”. Resulta que se venden bastante los de Mujer Maravilla o princesas, pero en tela transparente y en ‘hilito’. “Los compran más las chicas que trabajan en los night clubs”, comenta entre risas.

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