Durante 14 días, tras la llegada de más de 1.000 militares al cantón Durán, no se habían registrado muertes violentas. Sin embargo, en menos de 24 horas, tres crímenes volvieron a estremecer al cantón más violento de la Zona 8.

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El primer hecho ocurrió la tarde del martes, cuando dos jóvenes trabajadores de un taller mecánico fueron asesinados a balazos en la cooperativa Abel Gilbert. Las víctimas fueron identificadas como Álvaro Jordán González Ramos, de 25 años, y Steven Emiliano Tamayo Naula, de 20. Ninguno de los dos tenía antecedentes penales.

El padre de Steven contó a Diario EXTRA que el ataque podría estar relacionado con el cobro de “vacunas” (extorsiones). “Yo estaba en mi local, cerca de donde trabajaba mi hijo, cuando un conocido me gritó: ‘vaya, mataron a su hijo’. No podía creerlo”, relató con la voz entrecortada.

Steven tenía cuatro años trabajando en el taller mecánico. Esa tarde había pasado unos minutos con su padre antes de volver a su puesto. Era el menor de cinco hermanos, su esposa está embarazada y además deja un niño de dos años.

Agentes policiales encontraron cuatro vainas percutidas calibre 9 mm y un dispositivo electrónico en la escena. El propietario del taller de motos FOX indicó que, al llegar cerca de las 16:15, halló a sus trabajadores heridos y trató de trasladarlos a un centro de salud, pero ya no tenían signos vitales. Los sicarios habrían llegado en motocicleta y disparado a quemarropa.

Cuerpo abandonado 

Catorce horas después, la madrugada del miércoles, moradores de la cooperativa La Pirámide, también en Durán, alertaron sobre el hallazgo de un cadáver embalado y envuelto en sábanas, con evidentes signos de violencia. El cuerpo fue abandonado en medio de la basura.

Con este nuevo caso, Durán suma 471 crímenes en lo que va del año, pese a los patrullajes conjuntos entre militares y policías desplegados desde el 27 de octubre pasado.

Vecinos aseguran que, aunque la presencia militar trajo algunos días de calma, las bandas delictivas siguen disputándose territorio, especialmente en cooperativas del norte del cantón. “Los militares están en las avenidas principales, pero en los barrios la situación no cambia. Aquí se sigue viviendo con miedo”, dijo un habitante del sector.

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