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El cosplay en pareja puede fortalecer la intimidad, siempre que no se convierta en una necesidad.Internet

Cuando los disfraces mandan en la cama: ¿juego saludable o fetiche peligroso?

Esta atracción puede estar vinculada a la cultura pop, la nostalgia de la infancia o la idealización de ciertos personajes, según sexólogos

El actor Álex Vizuete, recordado por interpretar a El Brayan en la serie ‘Cuatro Cuartos’, soltó esta semana una curiosa revelación. Contó que, en pleno furor de aquel personaje, una fan le pidió cumplir la fantasía de ‘cuerpear’ con él, pero no como Álex, sino como El Brayan.

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“Me pareció bastante novedoso, no voy a mentir. Me puse en las zapatillas del Brayan y lo hice”, relató el actor entre risas.

Aunque suene curioso, no es un caso aislado. Hay personas que no solo se excitan con lencería, sino que sienten fascinación por personajes completos de ficción: desde superhéroes y villanos de cómics hasta figuras históricas, protagonistas de telenovelas o incluso animes (dibujos animados).

La sexóloga Verónica Sempértegui explica que, psicológicamente, es muy común que alguien se sienta atraído por un personaje más que por el actor que lo interpreta, pero aclara: “Una cosa es Henry Cavill como persona, y otra muy distinta es su personaje en The Witcher. Hay quienes solo se enganchan con el brujo, no con el actor real”.

Verónica Sempértegui, sexóloga.Cortesía

Sempertegui añade que los juegos de rol con disfraces se han vuelto cada vez más frecuentes y no se limitan a la clásica lencería: “No solo se trata de vestirse, sino de actuar como ellos. En consulta lo encuentro bastante común”.

La terapeuta señala, además, que en ciertos casos la atracción por los disfraces puede estar vinculada a recuerdos de la infancia o la adolescencia. Por ejemplo, algunos hombres fantasean con el rol de la profesora porque en su niñez idealizaron a una maestra. “Ese tipo de recuerdos pueden transformarse en erotismo en la adultez”, comenta.

Lo sano y lo problemático de los disfraces en el sexo

El médico psiquiatra y sexólogo Germánico Zambrano coincide en que este tipo de fantasías pueden ser una forma divertida de romper la rutina, siempre que no se conviertan en una necesidad absoluta para excitarse.

El sexólogo Germánico Zambrano habla sobre por qué las mujeres fingen el orgasmo.Cortesía

“Mientras sea parte del juego, bienvenido sea. Pero si una persona solo logra excitarse si su pareja asume cierto personaje, ahí ya hablamos de un fetiche. Y cuando el fetiche se vuelve exclusivo, puede traer dificultades en la relación”, explica.

El especialista aclara que los disfraces en el ‘sin respeto’ funcionan porque aportan “son parte del juego, de la novelería”, al incluir misterio, dramatización y un aire distinto a la intimidad.

Disfrazarse en pareja y escribir guiones para la intimidad puede ser creativo para escapar de la monotonía.Pinterest

La sexualización en los videojuegos

De acuerdo con Sempértegui, los hombres suelen mostrar mayor preferencia por los disfraces femeninos, en parte porque la cultura ha sexualizado más a las mujeres en películas, novelas o animes. “Es común ver personajes femeninos con ropa ajustada o poca tela, incluso en escenas donde no tendría lógica. Eso influye en la forma en que se construyen las fantasías”, explica.

Zambrano, en cambio, señala que también influyen factores generacionales. En jóvenes es frecuente la fascinación por personajes de videojuegos y anime, mientras que en personas mayores aparecen más bien figuras de la historia o de la mitología, como reinas, dioses o héroes clásicos.

Ivy, de Soul Calibur VI, ejemplo de cómo los personajes femeninos son sexualizados con lencería en escenas de combate.Tomado de neox.atresmedia

Ambos especialistas coinciden en que la clave está en la comunicación. Si uno de los dos disfruta el juego y el otro se siente incómodo o ridiculizado, la dinámica pierde sentido.

Para aumentar la fantasía íntima con disfraces

  • Variar los roles: No quedarse atrapados en un mismo personaje; la clave es la creatividad y la rotación de papeles.
  • Ir de a poco: Si la pareja es más conservadora, empezar con detalles (una prenda, un accesorio) e ir aumentando según la confianza.
  • Construir la fantasía juntos: Que ambos participen en elegir personajes, diálogos o escenarios para que se sienta un juego compartido, no impuesto.

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