La mañana amaneció silenciosa y húmeda aquel 22 de octubre de 2025 en una sierra jiennense en Andalucía (España) cuando, por fin, sucedió. Después de meses de rastreos, un felino de pelaje inusual, casi brillante en medio del bosque mediterráneo, emergió en el objetivo de un fotógrafo: un lince ibérico con leucismo, el primero registrado en la Península Ibérica.

(Lea también: Descubra el Jardín de Girasoles en Salcedo, nueva atracción turística)

Hace pocos meses, el fotógrafo jiennense Ángel Hidalgo instaló sus cámaras de fototrampeo en un nuevo enclave de montaña. Nutrias, búhos, zorros, águilas, cabras habían pasado ante sus lentes; los linces, destacaban como su fascinación principal.

Fue entonces cuando una de las cámaras devolvió algo que “no podía creer”: la silueta pálida, casi etérea, de un lince que no coincidía con los patrones habituales. “A partir de ahí comencé a dedicarle todo el tiempo que disponía, tenía que ver esta maravilla por mis propios ojos”, relató Hidalgo en su cuenta de Instagram.

Pasaron horas, días, semanas e incluso meses sin éxito. Hubo momentos en los que estuvo “a punto de tirar la toalla…”. Pero una mañana, después de una lluvia nocturna, mientras caminaba entre senderos como tantas otras veces, lo vio. 

“De pronto a lo lejos veo un bulto blanco que parecía irradiar luz propia. Al observar por primera vez un lince ibérico leucístico con su pelaje de invierno blanco como la nieve y esos ojos penetrantes, me quedé paralizado, no podía creer lo que estaba viendo”. Y entonces, allí estaba: majestuoso, sereno, consciente del 'ojo' que lo miraba.

Lo que hace único al hallazgo del lince ibérico leucístico

El “fantasma blanco”, como lo apodó el fotógrafo, tenía un pelaje mucho más claro de lo habitual; sin embargo, no era un blanco puro ni poseía ojos rojos como ocurre en los casos de albinismo. Este fenómeno corresponde al leucismo, una pérdida parcial de pigmentación que raramente se documenta en la fauna silvestre y que, en este caso, supone la primera observación confirmada de la especie en la Península.

El valor biológico del hallazgo es mayúsculo. El lince ibérico es un endemismo peninsular, una especie que ha pasado por territorios críticos de conservación y cuya recuperación ha sido objeto de décadas de esfuerzo colectivo.

Que un ejemplar “fuera distinto”, que naciera en libertad, sin intervención humana, y que su ubicación de área esté protegida y bajo reserva, convierte la imagen en más que una foto: es un símbolo.

¿Cuál es el mito del lince blanco en España?

La emoción de Ángel —“Me sentí muy afortunado de presenciar este momento, de poder ver a este gran lince en su hábitat natural. El encuentro con este felino fue un recuerdo inolvidable… Ojalá esta larga historia sirva para inspirar algunos a apreciar y proteger la belleza natural del mundo que nos rodea”— se mezcla aquí con la ciencia del seguimiento de especies, así como con el susurro de lo legendario.

Algunos usuarios, en redes sociales, han aludido a la idea de una “profecía” sobre un lince blanco que aparecería en España, pero no se encuentra en los archivos etnográficos o folklóricos ninguna profecía documentada sobre este suceso. Sin embargo, en la mitología ibérica y celta, el lince simboliza adivinación, visiones y conexión con lo oculto.

¿Quieres acceder a todo el contenido de calidad sin límites? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!