A los 35 años falleció la escritora surcoreana Baek Se-hee, reconocida por su libro de memorias Quiero morir, pero también comer tteokbokki. La Agencia Coreana de Donación de Órganos (KODA) confirmó la noticia este jueves, sin detallar la causa de su muerte.

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La discreción en torno a las circunstancias de su fallecimiento ha despertado conmoción entre lectores y colegas, especialmente por la transparencia con la que Baek narró su lucha contra la depresión en su obra. Su muerte fue registrada oficialmente el 16 de octubre, aunque la información se hizo pública un día después a través de un comunicado oficial.

La autora que habló sin miedo de la depresión

Baek Se-hee dedicó su carrera literaria a explorar la salud mental desde la vulnerabilidad y la empatía. En su exitoso libro, publicado en 2018, compartió conversaciones con su psiquiatra, donde reflexionaba sobre sus emociones contradictorias: el deseo de morir frente a los pequeños placeres cotidianos, como disfrutar del tteokbokki, su comida callejera favorita. 

Un legado literario que cruzó fronteras

Quiero morir, pero también comer tteokbokki se convirtió en un fenómeno editorial en Corea del Sur y más tarde en el extranjero. Tras su traducción al inglés en 2022, la obra llegó a la lista de los más vendidos del Sunday Times y fue recomendada por el New York Times. Su mezcla de memorias y autoayuda ofreció un retrato honesto de la lucha interna de una generación marcada por la ansiedad y la presión social.

En 2019, Baek publicó una segunda memoria que continuaba explorando sus vivencias con la distimia, una forma persistente de depresión. Con su estilo directo y sensible, logró abrir espacios de conversación sobre la terapia y el bienestar emocional en una sociedad donde hablar de salud mental sigue siendo un tabú.

Una despedida generosa y llena de amor

Tras su muerte, la hermana menor de la autora, Baek Da-hee, rindió homenaje a su memoria en un mensaje difundido por la KODA. “Escribió, compartió su corazón con otros a través de su escritura y esperaba alimentar sueños de esperanza”, expresó. 

Agregó además: “Conozco su corazón bondadoso, uno que amó mucho y no odió a nadie, así que espero que ahora descanse en paz en el cielo. Te amo mucho”.

El último acto de Baek fue tan significativo como su obra. Según informó la agencia, donó su corazón, pulmones, hígado y riñones, órganos que permitieron salvar la vida de cinco personas. Su gesto final se convirtió en un símbolo de la generosidad que caracterizó su vida y su mensaje.

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