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Opinión
¡El olvido no es la opción!
Que el precio pagado por informar sea el de la vida es inconcebible.
Por eso, el salvaje crimen de Javier Ortega, Paúl Rivas y Efraín Segarra no solo debe llamar a la sociedad ecuatoriana a defender con más ahínco este derecho fundamental, sino también a hacer de este hecho un caso emblemático que permita, en el futuro, tenerlo como un referente de justicia.
De allí la importancia de la imprescriptibilidad del delito. Palabras más, palabras menos, la prescriptibilidad de un delito se da cuando se produce la extinción de la persecución de los delincuentes por haber pasado mucho tiempo.
Así cuando los crímenes son declarados contra la humanidad se habla de que son ‘imprescriptibles’.
Muchas de las miradas están puestas en el devenir de Walter Patricio Arizala, alias Guacho, y en el Frente Oliver Sinisterra.
Unos hablan de la inminencia de su captura y de la posible desarticulación de esa organización. Otros, del misterio de su paradero. Sea el escenario que sea, lo importante es que nunca se deje de aplicar justicia, que “es darle a cada quien lo suyo, lo que le corresponde”.
Las sociedades suelen tener memorias pasajeras. Lo que hoy es noticia, mañana queda en el olvido. De ahí el llamado: ¡El olvido no es la opción!
FRASE: “Tu amor es un periódico de ayer, que nadie más procura ya leer, sensacional cuando salió en la madrugada, a mediodía ya noticia confirmada y en la tarde materia olvidada”. (Héctor Lavoe, ‘Periódico de ayer’).