Opinión
Cambio de “solemnes” retratos
Comenzaré este artículo recordando la decisión tomada por un viejo amigo que al ser nombrado gerente de una importante institución pública en Guayaquil, se rebeló contra la costumbre (que era una obligación, más bien) de tener en la oficina principal de la entidad, donde despachaba la máxima autoridad, el retrato del Primer Mandatario de turno. Es decir que había un cambio de imágenes cada cuatro años. O, cuando se producían dictaduras, el tiempo que duraba el régimen de facto.
Pues bien, este amigo se salió de lo establecido y en lugar de la foto del hombre que tenía en el país la sartén por el mango puso una enorme foto de su media naranja, es decir de su esposa, como para que ella lo siguiera vigilando severamente, igual que Doña Tremebunda, no solo hogar adentro sino también durante su activar como burócrata “de angora”.
Parece que a nuestro mandamás Lenín le chocó el hecho de que se imponga una suerte de culto a la personalidad, que tanto se aplicó en regímenes como los de Hitler y Stalin en Europa, y de Trujillo, Somoza y Perón en nuestro continente. Y ordenó no que se pongan las fotos de las cónyuges de gerentes o directores en sus oficinas, imitando a mi amigo del cuento inicial, sino de variadas figuras históricas que se han sacrificado por el país. Y han comenzado por doña Manuela Espejo. Esperamos que también coloquen las imágenes de Olmedo, Rocafuerte, García Moreno, Alfaro, Velasco Ibarra, etc. y etc. (FCV)