Exclusivo
Opinión
Cartas al editor
8 de Marzo, nada que celebrar
Este 8 de marzo nos agarra con el corazón hecho flecos por el doble feminicidio de María José y Marina, las jóvenes argentinas asesinadas en Montañita. No solo es angustiante que dos muchachas hayan muerto en forma tan violenta y absurda. Preocupa también la idea aceptada y generalizada de que en el Ecuador una mujer pone en riesgo su integridad física y su vida al transitar, viajar o vivir sin un hombre al lado. La idea de que una mujer siempre está sola, a menos de que la acompañe un hombre.
Los datos asustan, según el INEC 6 de cada 10 mujeres han sufrido algún tipo de violencia de género en nuestro país. La consecuencia más extrema de esta violencia es la muerte. A las mujeres en Ecuador nos matan por ser mujeres, nos matan porque estamos solas, porque deambulamos por lugares indebidos, porque traspasamos el límite, porque nos tomamos un trago, por cómo estamos vestidas. Nos matan nuestros novios, maridos, exmaridos, pretendientes, conocidos o simples desconocidos que creen que solo por ser mujeres nuestro cuerpo y nuestra vida están a su disposición. Nos matan sin pensarlo demasiado, nos matan con crueldad, nos matan a conciencia y minuciosamente. Nos matan por celos, por rabia, para controlarnos, para retenernos, nos matan a veces sin querer, porque se les fue la mano. Nos matan para enseñarnos quién manda, porque nos tienen miedo, porque no nos tienen miedo.
Más allá de que el 8 de marzo no se celebra, se conmemora; antes de felicitarnos este martes piensen que el Día Internacional de la Mujer subraya una desigualdad que todavía persiste. Una desigualdad que nos está matando.