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Opinión
Cartas al editor
La igualdad es imparable
En febrero de 2007, la Corte Constitucional de Colombia otorgó la unión de hecho a las parejas del mismo sexo. Algunas leyes tuvieron que modificarse para concederles derechos familiares, a la nacionalidad, a la propiedad, permiso de residencia, etc.
En 2011, la Corte Constitucional decidió que, a pesar de que la ley vigente definía al matrimonio como la unión de hombre y mujer, era necesario reformarla con el fin de que las personas homosexuales pudieran acceder al matrimonio y formar familias; y dio de plazo hasta 2013 para que el Congreso cambiara la ley. Pero pasó el tiempo y el Congreso no lo hizo. Así que desde junio de 2013, en Colombia las parejas del mismo sexo empezaron a contraer matrimonio. Pero estos enlaces nunca fueron aclarados ni por las cortes, ni por el Congreso. Ante este vacío legal, los sectores más retardatarios del país intentaron obstaculizarlos. Algunos jueces o notarios se negaban a oficiarlos o a llamarlos matrimonios.
Este 7 de abril, la Corte Constitucional denegó dos recursos. Uno que buscaba impedir el matrimonio a parejas del mismo sexo y otro que proponía crear una figura diferente para que estas uniones de parejas homosexuales no se llamaran matrimonios. Por lo tanto, hoy en Colombia solo existe un matrimonio y a este pueden acceder parejas tanto heterosexuales como homosexuales. Como dijo el abogado y activista colombiano Germán Rincón Perfetti, con esta decisión gana la democracia. Porque democracia no es, como algunos equivocadamente creen, el poder de las mayorías. Democracia es reconocer, legitimar y dar vigencia a los derechos de las minorías.
Silvia Buendía