Opinión
Columnas: En la Semana de la Mujer
No hay ser después de Dios que inspire tanto amor y respeto al alma, la inteligencia y los sentidos como la mujer.
No hay ser después de Dios que inspire tanto amor y respeto al alma, la inteligencia y los sentidos como la mujer. Ellas son la razón de nuestras vidas, sin ellas no hay pasión, inspiración, ni emociones. Todos recordemos nuestros primeros amores platónicos, con una gran carga imaginativa y sentimental.
Las mujeres son capaces de inspirar al poeta: “Y si borrar no puedo de mi mente, te arrancaré del pecho corazón”...O la música: “Cuando tú te hayas ido, me envolverán las sombras”...
Mujer, símbolo de la belleza física, espiritual e intelectual, ejerciendo todos los poderes y haciendo bien todas las cosas con capacidad y altura. Madre, hija, esposa, abuela, cada una ejerciendo su grandeza y su belleza. Algunos dicen que son más listas que los hombres porque nos arrancaron del paraíso para encumbrarnos en la esperanza del nuevo cielo de las realidades cotidianas.
Sensibles hasta el más grande sacrificio y el más grande amor. Barrett Browning: “te amo hasta el nivel de las más modestas necesidades cotidianas, a la luz del sol y de las velas, te amo libremente como los hombres luchan por la justicia. Te amo con pureza como los que vuelven de alabar a Dios; te amo con las sonrisas y las lágrimas de toda mi vida. Y si Dios me lo permite, te amaré más después de la muerte”.
Loor a la mujer, fuente de toda gracia, fuente de amor, pasión y ternura; única razón de la existencia humana.