El Dr. J. Trujillo, presidente del Consejo Transitorio de Participación Ciudadana, ha dicho que se debe consultar a los ecuatorianos para reformar la Constitución, a fin de sepultar al Consejo de Participación Ciudadana y devolver al pueblo la facultad de designar a las más altas autoridades de control.

¿Cómo será el nivel de descomposición que, ahora, se pide al pueblo que se pronuncie y lo elimine?

Si retornan a la Asamblea dichas nominaciones, después de lo ocurrido en esta y, antes, en el Congreso, ¿cómo garantizar un proceso limpio?

Al Legislativo no necesariamente llegan personas con conocimiento suficiente para legislar y fiscalizar. Muchos, sin desmerecer su talento en sus respectivas ramas, no están capacitados para ello, porque ese no es su oficio y, en algunos casos, se convierten en “alza manos”, obedeciendo directrices de quienes los pusieron en las listas porque son “populares”. Por tanto, si regresa a la Asamblea la elección de los superpoderosos debieran de modificarse también los requisitos para ser asambleísta y exigir, además, una probada e intachable hoja de vida.

Pero debemos educar al pueblo, porque no es “pan y circo” lo que se debe ofrecer. Sin educación no hay progreso posible. Es de esta carencia que se aprovechan los demagogos para vender mentiras y engañar a sus electores.

Mientras no hagamos esta depuración seguiremos sepultados en la corrupción.