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Opinión

Columnas: La pesadilla

Decíamos sin pensarlo demasiado, Ecuador isla de paz. Pero éramos absolutamente inconscientes de que la paz es un bien frágil.

Decíamos sin pensarlo demasiado, Ecuador isla de paz. Pero éramos absolutamente inconscientes de que la paz es un bien frágil. Nunca se da por hecho. Se construye a diario con acciones y no con eslóganes o propaganda que de tan repetidos pierden sentido.

Hoy estamos en shock, espantados por esta situación de bombas, secuestros y asesinatos en Esmeraldas.

Pero la cadena de eventos que hoy nos tiene conmocionados no se dio de un momento a otro. Menos aún tiene un solo detonante.

Viene de lejos, desde hace tiempo, cocinándose lentamente en el abandono que sufre esa zona. Por lo tanto, no existe un solo culpable.

Tampoco es cierto que una tabla de consumos mínimos de ciertas sustancias -que le da garantías a quienes no deben ser perseguidos como traficantes, pues son adictos o consumidores de drogas- es responsable de la violencia en la frontera.

Este es un tema de narcotráfico y terrorismo internacional de alto nivel. ¿Qué ha hecho el Estado ecuatoriano para combatir a las poderosas mafias que usan nuestro territorio como callejón de salida de droga?

Despertamos y sucede que la pesadilla vive entre nosotros. Algunos reclaman una respuesta militar y el uso de toda la fuerza para combatir tanto horror.

Pero hace falta más que fuerza, pues como bien lo dijo Nelsa Curbelo hace unos días “el solo uso de la dureza no ha parado el narcotráfico ni el terrorismo”. En ningún país. Nunca.