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Opinión
Desde la redacción: Carlitos se olvidó de hacer periodismo
A la comisaría de la comunicación le ha dado por disponer que las noticias no tengan rostro ni identidad, con el argumento de Perogrullo de salvaguardar la dignidad e integridad de los protagonistas.
Cada día se hace más evidente que Carlitos Ochoa, que debería estar más preocupado de su lío en la Fiscalía sobre los mágicos cambios en la Ley de Comunicación, ha borrado por completo de su memoria sus días de reportero para convertirse en una especie de párroco del buen vivir. Ahora se encrispa y le brota la vena de la ética cuando se identifica a quienes son noticia. Así le ha sucedido a EXTRA tras publicar la historia del hombre que intentó lanzarse desde un edificio en Quito, debido a un cuadro emocional aún no determinado. Esto propició un llamado de atención por escrito de la inefable Supercom para que corrijamos nuestras prácticas comunicacionales apelando al respeto de los derechos fundamentales.
Contestando a las 5 preguntas básicas de la noticia (qué, quién, dónde, cuándo y por qué), las cuales -Carlitos- se aprenden en la universidad, este Diario identificó a la persona no con el afán de destruirle la dignidad, sino para que su caso no quedara en el anonimato y pueda recibir ayuda por si lo vuelve a intentar. Pero en el mundo idílico de Ochoa, las noticias no deben tener nombres ni apellidos, como el caso de un medio gubernamental que publicó un titular de antología: “Luis Ch., presidente de la Federación Ecuatoriana de Fútbol”, como si hubiera miles de Luis Ch. ejerciendo ese cargo y nadie lo fuera a notar. Ojalá con una buena sardina regresen a la memoria de Carlitos los fundamentos de la profesión. Porque se los puedo recordar en un debate sobre el rol de los periodistas en el foro que él elija.