Opinión
Desde la redacción: La persecución cuesta billete
Por: Juan Manuel Yépez @juanmayepez
No se logra comprender cómo en un país con tantos problemas económicos, aún existe dinero para mantener una carga burocrática tan pesada y, en muchos casos, demasiado inútil. Es evidente que el aparato de persecución mediático ideado por el oficialismo debe costar una fortuna, porque hay funcionarios dedicados exclusivamente a revisar con tecnología de punta lo que informan o dejan de informar los medios de comunicación privados (siempre privados), no para mejorar las prácticas periodísticas, sino para sacar algún billete adicional a través de multas abusivas y discrecionales, según teorías resucitadas de algún semiótico trasnochado que tengan a la mano.
Debe de ser demasiado tedioso trabajar para perseguir a las empresas periodísticas en las que algunos comenzaron sus carreras. En esos tiempos, seguramente no tenían ninguna observación a sus políticas editoriales y trataban de abrirse campo en esta profesión. Algunos, que ahora fungen de encorbatados directivos de los medios del Gobierno, cargaban las maletas de los dueños sin chistar y ahora pretenden dar clases de periodismo renegando de su pasado, como si sus almas hubieran sido purificadas por algún chamán. Para ellos, el oficio debe ser lo que el poder quiere que sea: condescendiente, tibio, propagandístico, y para eso usan cualquier recurso que tengan a la mano. La doctrina los doblegó de tal manera que se olvidaron de que, como decía Orwell, “periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques” porque “todo lo demás son relaciones públicas”. Ahora creen que están por encima de la ley y hasta cambian artículos a su antojo, como si fueran legisladores. ¡Cuidado! Porque lo que escupen al cielo puede caerles en la cara.