Desde la redacción: La prensa libre es demasiado peligrosa

Saludo las diversas iniciativas de diálogo para recoger propuestas que reformen la tan vapuleada Ley de Comunicación, creada no para democratizar la palabra, sino para instaurar definitivamente la censura en las redacciones de los medios que hacían periodismo y no relaciones públicas.

Sin embargo, me pregunto si servirán de algo las reuniones itinerantes de las autoridades de Gobierno, ya que la solución no está en sus manos, sino en las del Legislativo, donde claramente hay demasiadas voces que la defienden tal y como está.

Es obvio que la mayoría no quiere más casos Caminosca, Odebrecht o Gran Hermano. La prensa libre es demasiado peligrosa en estos momentos por todo lo que está pasando en el país. Mi incredulidad radica en que este tipo de iniciativas ya se promovieron hace diez años, cuando desde las filas oficialistas se hablaba de la socialización de un proyecto que terminó en uno de los cuerpos legales más revanchistas que se hayan aprobado -entre gallos y medianoche- en la historia republicana. Solo así defendieron un consenso que jamás existió, porque las críticas fueron borradas de un plumazo.

Durante todo este periodo, el superintendente de Comunicación hizo y deshizo con la ley, la cual irrespetó con un abuso de poder nunca antes visto, que rayaba en lo morboso. Si quieren defender su postura, comiencen con eliminar los tribunales alternos que acusan, investigan y sancionan unilateralmente, violando la propia Constitución. Y escuchen también a quienes no pensamos como ustedes. Sería una buena señal.