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Opinión

¿Hasta cuándo devastamos las Galápagos?...

En 1979, la Unesco reconoció a las Islas Galápagos como Patrimonio Natural de la Humanidad y, en 1985, como Reserva de Biosfera. En 2007, las declaró en peligro. Sin embargo, y pese a los esfuerzos, la devastación continúa.

Al finalizar el 2017, las notas periodísticas recogían alarmantes noticias sobre los efectos de la pirotecnia en los animales y en el ecosistema, como a lobos marinos, colibríes, lechuzas, búhos, huirachuros y muchas especies más, por lo que se aconsejó “evitar el uso de pirotecnia y buscar alternativas amigables que produzcan menos ruido” (La Hora, del 28.12.17). En El Universo, del mismo día, recogieron publicaciones de las redes sociales por las que se decía que “temor, náuseas, miedo, angustia y pérdida de control es lo que sienten los animales con pirotecnia” e informó que, pese a la campaña realizada por el Consejo de Gobierno de Galápagos, solo en San Cristóbal se dictó una normativa prohibiendo su uso. ¿Qué pasó con los demás? ¿Por qué la gente no se sensibiliza ante estos tremendos efectos y no protegen la flora y la fauna de las islas y el medio ambiente? Normalmente, no debiera requerirse de ninguna prohibición legal para actuar con prudencia y sensatez.

Es inadmisible la forma en que, día a día, se devasta y depreda lo que hay en las islas y se destruye el ecosistema. Urge una reacción nacional e internacional.

¿Hasta cuándo lo permitimos?