Opinión
Crimen inaudito contra una infante
No hay tranquilidad en el espíritu para referirse a uno de los crímenes más espantosos y brutales que se haya cometido en el historial del delito ecuatoriano, y es la violación de una criatura de menos de 2 años por su propio padrastro.
No cabe entender que algún ser humano haya descendido al nivel de las bestias, o más bajo aún que las bestias, cuando viola a esa criatura destrozando su tierno cuerpecito y dejando una huella que esa infante nunca entenderá, pero que pesará para toda su vida como una especie de maldición satánica. La legislación penal ecuatoriana de todos los tiempos no pudo imaginar que alguien cometiera un delito de naturaleza feroz y quizás por eso no está tipificado con las agravantes que un hecho tan brutal merece.
El autor del crimen nefando está detenido. Si hubiera en el país la pena de muerte ese sujeto sería condenado sin más trámite porque un delito como este no merece ni siquiera la más elemental protección de la ley. Los ecuatorianos, con el alma adolorida, esperamos que pronto ese monstruo sea condenado a la máxima pena y ojalá jamás recobre su libertad.
El Estado debe proveer lo necesario para que esa niña de tan corta edad, físicamente estropeada, pueda llegar a sobrevivir al trauma que pesará sobre su cuerpo y su alma.