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Opinión

Editorial

Una ciudad bajo el agua

Milagro es el segundo cantón de la provincia del Guayas, no por la densidad poblacional, sino porque en su jurisdicción se encuentran importantes industrias, especialmente ingenios azucareros. Pero ocurre que las últimas precipitaciones pluviales que han sido de larga duración y de enorme intensidad han inundado a esa ciudad, dejando a buena parte de la urbe sufriendo por el exceso de lluvias, debiendo desplazarse en busca de albergues una gran cantidad de sus moradores, que han visto sus calles convertidas casi en ríos y sus viviendas invadidas por las aguas lluvias.
Parece extraño que una ciudad de la importancia de Milagro haya padecido este desastre que más bien podría deberse a deficiencias en su alcantarillado pluvial, o que este servicio fundamental se encuentre estropeado y no sirva si las aguas son tan abundantes que sobrepasan su capacidad. Y si carece de un buen alcantarillado, esa falta se debería a negligencia de los funcionarios que han tenido y tienen a su cargo la solución de los problemas urbanos, especialmente en los sectores populares que es donde algunas calles se han vuelto totalmente intransitables.


Algo tenemos que hacer...

Aumenta el tráfico y consumo de drogas a nivel mundial. Todos buscan combatir esta plaga pero no se avizora que “los buenos” estén ganando. El alto valor monetario es una tentación a la que sucumben miles de personas.
Desde hace algún tiempo en Estados Unidos se difunde por TV el programa “Terapia de Shock” para que más personas vean lo que se está haciendo.
Padres de familia inscriben a sus hijos e hijas (consumidores, pandilleros, etc.) en un programa que dirigen expertos y cuyas “aulas” son las celdas de una cárcel. Allí, los revoltosos se ven “tú a tú” con presos en proceso de regeneración, quienes con lenguaje mordaz les dicen la estupidez que están cometiendo.
Los inscritos pasan un par de noches “constatando la realidad” y esto debe influir algo en su mente, porque un porcentaje elevado promete rectificar su conducta.
Después se hace una evaluación y los padres dan cuenta de que los muchachos han cambiado mucho en su casa, escuela y ocupaciones...
Yo me pregunto por qué a nivel oficial no se gestiona que estas películas crudas pero educativas se proyecten en colegios como materia educativa antidrogas. Si la lucha es universal, el organismo que maneja este crudo pero práctico sistema brindará su apoyo, porque buscan salvar vidas que hoy sucumben ante el avance del tráfico de estupefacientes.

Por Vicente Flores L.