Exclusivo
Opinión

Editorial

La carretera Guayaquil-Salinas

Esta carretera tiene una importancia trascendental en el aspecto turístico del país, pues conduce a uno de los destinos principales de la costa ecuatoriana. También es la arteria vial por la cual se transporta importante carga para el mercado guayaquileño desde diferentes poblaciones peninsulares; y sin embargo, está sufriendo un serio deterioro que pone en peligro a los transportistas, especialmente de vehículos pesados.
Sus usuarios acusan de este problema a la intensidad de las lluvias, aunque en inviernos que no son tan rigurosos como el actual el problema es igual y los peligros los mismos.
El Prefecto del Guayas ha solicitado al Ministerio de Obras Públicas y Transporte que le conceda competencia para cuidar de esta carretera en el tramo correspondiente a la provincia del Guayas; pero el problema es integral y la concesión total debería, más bien, otorgarse a una empresa privada, estableciendo un peaje suficiente para mantener en  óptimas condiciones tan importante carretera de interés nacional. Pues debemos reconocer que los actuales 25 centavos, de ida y vuelta, constituyen un peaje muy alejado de la actual realidad del país.


Palos de ciego

Si bien -para efectos laborales- el feriado obligatorio de Semana Santa es válido solo el Viernes Santo, no faltan quienes ‘se toman’ licencia a partir de mañana Jueves Santo, por lo menos desde el mediodía. Otros ‘se enferman’ desde mañana, y buscan convalecer en nuestras hermosas playas...

Eso del “lavado de dinero” del Estado no es exclusivo  de Maduro, Cabello, etc., en Venezuela, sino que también se acusa de actos ‘chuecos’ a Lula y Dilma en Brasil; y Cristina en Argentina. En cambio, Evo en Bolivia no sabe si tuvo un hijo o no, si este vive o no (¡qué padre o amante tan poco curioso!...) Pero su  ‘amiguita’ se forraba de billetes amarrando contratos con el Estado, como representante de empresas chinas ‘vivísimas’...

Los republicanos controlan el Congreso norteamericano y mortifican -lo que más pueden- al presidente demócrata Obama. Y no se explican  por qué el Jefe de Estado tuvo que soportar la negligencia o desdén de su colega Raúl Castro, quien debió haber estado en el aeropuerto de La Habana, pues era una visita de Estado. Felizmente Obama disimuló  la torpeza del hermano de Fidel, quien al día siguiente -en el discurso oficial de bienvenida- recordó al inquilino de la Casa Blanca que aún se mantiene el bloqueo económico contra la isla, y la base yanqui en Guantánamo sigue intocada. Pero ambas cosas no dependen de la Casa Blanca, sino de la decisión de la mayoría de los congresistas adversos políticamente.