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Opinión

Editorial: Medidas suicidas

En esta semana los directivos de la LigaPro esperaron de buenas maneras que las autoridades se apiaden de la crisis de los clubes, para reanudar el torneo de fútbol. Sin embargo, la respuesta del COE nacional y la ministra María Paula Romo fue tajante y contraria: no hay ‘luz verde’ para que vuelva a rodar la pelotita.

Razones le sobran: como en otras ciudades, la capital está con preocupantes problemas ante la falta de camas y hospitales para que puedan atender a los pacientes con COVID-19. Los números de contagiados suben sin parar, en medio de cuestionamientos con los casos de corrupción por insumos médicos. Sobran las palabras para decir que la cosa está fatal. 

Pero con todas las advertencias y controles que se exigen viene algo que, en cierta forma, raya en lo absurdo: se sabe que el sector turístico está en el abismo por las millonarias pérdidas, y ante súplicas y protocolos este segmento, motor generador de trabajo, estará de vuelta a sus actividades laborales en julio, en los lugares con luz amarilla y verde.

Todos merecen ganarse su pan diario, asimismo necesitan un momento de esparcimiento y relax, pero, ¿están los ciudadanos realmente preparados para hacer caso a los reglamentos que exigirán los balnearios? Para muestra un botón: la mayoría de la población urbana sigue infringiendo el toque de queda, con más de 60 mil llamadas al ECU-911 por emergencias, entre muchas de ellas por consumo de bebidas alcohólicas y aglomeraciones.