Opinión
Editorial: El Día del Padre y la armonía conyugal
El calendario señala esta vez el Día del Padre, quien merece un homenaje que no debe ser por un solo día en el año.
Una fecha promovida para honrar la presencia de personas especiales. El calendario señala esta vez el Día del Padre, quien merece un homenaje que no debe ser por un solo día en el año, pues su deber consiste en mantener no solo económicamente al hogar, sino espiritualmente dando a los hijos una formación adecuada, estableciendo con su cónyuge relaciones cordiales y amorosas que unan a la familia.
Se debe tener presente que cuando contrajeron matrimonio se juraron amor para siempre; aunque es cierto que, con frecuencia, dichos juramentos se los lleva el viento y los hogares se deshacen, causando serio perjuicio a la prole.
Pero esos sucesos son la excepción de la regla que es el mantenimiento de la palabra y una conducta que sea el reflejo del amor y un ejemplo para la descendencia.
Con frecuencia, los problemas económicos causan desencuentros en el matrimonio y esa frecuencia hace que se produzcan las separaciones definitivas con verdadera aversión entre la pareja.
Desde que se estableció el divorcio en el Ecuador, muchas parejas han roto la unidad conyugal, ocasionando serias consecuencias, especialmente en los hijos que añoran la presencia de los dos personajes que hacen el hogar.