Opinión
Editorial: La lenta justicia en nuestro país
Sin duda los procesos penales por los escandalosos actos de corrupción recién conocidos y que se han producido como nunca antes en nuestra historia tienen mucho que ver con la indebida injerencia de altos funcionarios en su tramitación.
Correos cruzados entre la presidencia de la Judicatura y los interesados en su tramitación demostrarían que la independencia, cualidad esencial de la justicia, no rige en el Ecuador.
No hace falta establecer la realidad de esos correos, pues en el gobierno anterior el presidente de la República declaró paladinamente que había metido su mano en el Poder Judicial. Y esa declaración fue suficiente para que magistrados, jueces y curiales procuraran tramitar los procesos a gusto del Ejecutivo. De los varios juicios que planteó y tuvo interés el régimen no hay uno solo que se fallara en contra.
En un país sin independencia de la justicia todo se desploma y se convierte en una tragedia en la cual terminan derechos y garantías; y hasta naufraga una de las más preciadas conquistas de la humanidad que es la libertad.
Quien atenta contra la independencia de la justicia debe ser juzgado con severidad porque su acción no solo es algo indebido, sino que propicia el autoritarismo y la tiranía.