Opinión
El beneficio de la duda
A pesar de todo pronóstico negativo por los acontecimientos que siguen saliendo de la década corrupta que vivió el país bajo el mando de Rafael Correa Delgado, los ecuatorianos debemos conceder al presidente Lenín Moreno el beneficio de la duda.
Muchos compatriotas van perdiendo las esperanzas de que el país logre salir de la triste y vergonzosa situación que estamos atravesando.
La corrupción se desborda cual cloaca inundando de fétidos olores todo aquello que en algún momento los bandidos de Alianza PAIS vendieron como logros y obras.
Ciertas aptitudes y declaraciones de Moreno dan a pensar que, efectivamente, si aspira a combatir la corrupción y efectuar una cirugía mayor. Los vergonzosos hechos en los que están inmersos el fiscal general Carlos Baca, el excontralor Carlos Pólit y el presidente de la Asamblea José Serrano, obligan al Gobierno nacional a tomar acciones y dejar a un lado la ambigua retórica.
La conformación del Consejo de Participación Transitoria; las revelaciones sobre lo que verdaderamente ocurrió el 30-S, y la posible reestructuración de las Comisiones de la Asamblea, deberían permitirle al Gobierno emprender las acciones que el país ya necesita de urgencia.
Políticamente, el Ecuador es un asco. Los cambios en el gabinete y las decisiones económicas no esperan más. La visita del subsecretario de EE. UU. fue muy positiva, pese a la disconformidad de la Cancillería. La oferta de colaborar en diversos temas como el comercial y la seguridad es una buena señal.
Repito, hay que conferir al presidente Moreno el beneficio de la duda.