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Opinión
El show de la democracia
Vaya lío que se armó con las candidaturas para asambleístas de actores, comunicadores sociales, competidores de realities, cantantes, deportistas y... Tiko Tiko. Las redes sociales estallaron con críticas de todos los calibres en las que se rechazaba esta especie de osadía al correr por una curul legislativa desprestigiada desde hace décadas. ¿Qué representación política podrían tener aquellos personajes, cuyas actividades jamás han estado relacionadas directamente con estos menesteres? Dejemos que nos cuenten qué proyectos de ley viables y urgentes tienen en momentos en los que se avecina una tormenta partidista de incalculables proporciones, dirigida a lograr una mayoría que arregle el panorama o nos termine de joder. Pensemos que el hecho de que algunos carezcan de credenciales presentables tampoco sería motivo de alarma, ya que hemos tenido gobernantes con currículos académicos de primera que se han feriado la nación sin despeinarse. A estas alturas, con que sean honestos, transparentes y responsables basta. Ellos deberían tener muy en cuenta que el ejercicio de la democracia no radica exclusivamente en el poder del voto, en nombre del cual se han atropellado todos los derechos fundamentales de una sociedad adormecida por la crisis económica, sino también en la participación directa de todas las tendencias en las decisiones fundamentales. Los periodistas que renunciaron al oficio y optaron por el show de la política deben saber que este es un camino sin retorno, porque anula para siempre el atributo más importante que tiene la profesión: la credibilidad. Sin ella, todo lo que digan tendrá un sabor aceitoso difícil de digerir.