El tal “puritanismo” de los déspotas

Acabo de regresar de una gasolinera con las manos vacías. Y no es que haya ido a comprar algún galón de gasolina extra o súper (ahora un poco más caros gracias a los rebajados onerosos subsidios).

Me dirigí, en realidad, al gran salón que está a un costado del lugar, donde se expenden los derivados del “oro del diablo” para comprar una cerveza alemana, que no venden en las tiendas de mi barrio, que me había encargado mi media naranja, como uno de sus ingredientes fundamentales para dar mejor sabor a un delicioso “seco” de pollo.

Pero como era hora de una soleada mañana sin lluvia invernal me dijeron que no podían venderme esa mísera y chulla botellita porque estaba prohibida la venta de bebidas alcohólicas hasta las seis de la tarde. Indicándome, además, que estaba prohibido su consumo dentro de ese lugar.

Estas prohibiciones absurdas fueron creadas por Correa, que en el comienzo de la “década ganada” instauró la “ley seca” los sábados y domingos y el expendio de cerveza en las gasolineras. Con un “puritanismo” que también lo tuvieron el responsable del holocausto, que mató a millones de personas en los campos de concentración nazis, Adolfo Hitler, y el inventor del fascismo italiano, Benito Mussolini.

Además, el inventor del correato también acabó con las alegres y concurridas fiestas decembrinas de la Carita de Dios al hacer posible, mediante una consulta popular por él manipulada, que se prohibieran las corridas de toros.

¡Líbrame Señor de estos personajes tan “puros”! (FCV)