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Opinión
En el corazón mismo de la Semana Santa
Hoy es el día más sublime de la cristiandad que cuenta en nuestro país con un alto número de adeptos entre católicos y evangelistas. Y es que el Viernes Santo sirve para recordar a los creyentes que fue ese día en que el Mesías fue crucificado sin embargo de haber entrado triunfalmente a Jerusalén cinco días antes. Quienes vitorearon al Redentor que llegó montado sobre un mulo (como lo predijeron los profetas de la Biblia) después, haciendo uso de esa “frivolidad femenina” que tiene la masa, como lo afirmara Miguel de Unamuno, se puso en su contra y, ante Poncio Pilatos, que hizo la tramposa pregunta antes de lavarse las manos, prefirió liberar a Barrabás y mandar a Jesús al Calvario.
Recuerdo que en épocas de mi descarriada juventud, como suele decirse, en la Semana Santa se llenaban los templos católicos y los fieles cumplían las “catorce estaciones”, llevando el orden de la Pasión, y los sacerdotes competían en el uso de la oratoria religiosa pronunciando el “Sermón de las Siete Palabras”, que duraba tres horas. En los teatros solían darse representaciones sobre el tema alusivo a estas sagradas fechas, que contaba con abundante público, sin olvidar que Paco Villar dirigía el movimiento en escena y a veces hasta actuaba en el protagónico papel de Cristo en la cruz.
Vale reflexionar, ahora, sobre el escaso misticismo de muchos creyentes que participan de la Semana Cristal no para cumplir los ritos correspondientes, sino para aprovechar el “puente vacacional”. Y, finalmente, destacar la coincidencia de que los asambleístas iniciaron la vacancia o “vagancia” legislativa el Domingo de Ramos...¿para entregarse a la oración agradeciendo al cielo que ya no funciona “la locomotora”?...(FCV)