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Opinión

La bronca entre correístas y morenistas

Desde la posesión del presidente Moreno hemos sido testigos de una aparente bronca con su antecesor, un lúdico encontrón parecía ser el tono de su relación política que confundía al ecuatoriano aún ingenuo con toda la voluntad de creer en un cambio de timón necesario, justo y oportuno en el modelo de gobierno en ejecución.

Para aquellos incrédulos como yo el cambio nunca fue real, pues el designado presidente en funciones junto con su heredado gabinete lleno de inexpertos, interesados, más que conocedores de su misión además de demostrar un adoctrinamiento con clarísimos intereses y voluntad de lograr la impunidad de su exjefe, se hace cada vez más evidente.

Comisiones, delegados, pocos juicios sin que hasta hoy termine de emitirse una sentencia clara, real y justa para los revolucionarios verdes llenos de dinero mal habido y de relaciones tan bien sustentadas en áreas de única trascendencia ante la ciudadanía como judicial y política, han impedido no solo con espíritu de cuerpo sino con protervos medios y fines que se concrete con pena de cárcel, pérdida de sus derechos de ciudadanía en cuanto a desempeñar en el futuro cargo alguno en la burocracia so pena de devolver al Estado los bienes adquiridos y usurpados durante su mandato.

Esta aparente bronca que más bien encajaría en una estratégica troncha entre los mandantes de Carondelet actual y anterior provoca ira en alto grado ante la impotencia de muchos ecuatorianos que anhelamos un país justo, honesto, próspero, libre de corrupción y de politiqueros inútiles para un sano y claro objetivo de patria.