El tráfico y el consumo de droga constituyen problemas graves que aquejan al Ecuador. La prensa hace conocer minuto a minuto las capturas de traficantes de droga de distintas nacionalidades que, en comunión de actividades con sus cómplices ecuatorianos, la transportan hacia distintos destinos, sin que la fuerza pública tenga la suficiente capacidad para luchar. Y, lo que es más importante, para erradicar definitivamente esta lacra.

En algún momento se dijo que en el Ecuador existe una narcodemocracia. Si a este grave asunto se añade que nuestros jóvenes consumen drogas en las aulas escolares como consecuencia de la estúpida ley que permite el microtráfico que pasa a convertirse en un verdadero macrotráfico de droga, tenemos que, sin lugar a equivocarnos, el futuro del Ecuador es muy grave y peligroso.

Se dice olímpicamente que los carteles de la droga de Sinaloa, de Ciudad Juárez y de otras urbes del continente, han echado raíces en el Ecuador. Como si esto fuera poco, se denuncia que en la frontera norte, ciertos elementos de las FARC que no se han acogido a la paz, y que están vinculados con el negocio de la droga, invaden poco a poco nuestro país sin que tengamos, según dicen los que conocen el problema, las seguridades necesarias para combatir este flagelo.

Es una contradicción que nuestros políticos se peleen entre ellos acusándose de traidores, cuando traición a la patria es no combatir el tráfico de la droga, que atenta contra la niñez y la juventud...(BLC)