Los maestros llevan ya 25 días de protestas. Huelga de hambre, plantones, marchas y más recientemente, ante la falta de respuestas, cierre de carreteras, han sido la tónica de sus medidas para exigir la vigencia de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI), que les garantiza varios derechos.

La posible radicalización de este reclamo, anunciada por la dirigencia de la Unión Nacional de Educadores (UNE), advierte con llegar a convertirse en una mezcolanza de reclamos con pedidos tan discordes como ‘multicolores’.

Esto porque, en su afán de radicalizar su reclamo y ganar fuerza, la UNEha advertido que se uniría a la jornada de resistencia convocada por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y el Frente Popular para este 11 de agosto.

Peor aún, desde la dirigencia de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) se ha ‘dado plazo’ hasta el 10 de agosto para que el Gobierno responda a una serie de demandas, entre las que resaltan la oposición a la minería y que se establezca un precio fijo a los combustibles. Con estos últimos, Lasso fue claro ayer: “No vamos a hacer lo que ellos quieran, sino lo que le conviene al pueblo”.

Además, ‘conversando’ (Lasso planteó que el diálogo sería una de las características de su mandato), bien se podría poner fin a estas protestas.De no hacerlo a tiempo, podrían confundirse ‘coles con nabos’.