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Opinión
Editorial: Caos avisado... pero nadie actúa
La vía a la costa muestra el desorden del crecimiento de Guayaquil: más urbanizaciones, tráfico pesado y un sistema vial al borde del colapso
Manejar por la vía a la costa se ha vuelto el recordatorio perfecto de que Guayaquil crece sin orden. Las urbanizaciones siguen apareciendo una detrás de otra, pero la carretera es la misma de siempre, como si pudiera aguantar todo sin que nadie planifique nada.
A esa mezcla se suma el desfile de tráileres que van a Posorja y usan la misma vía que los vecinos porque no existe una ruta directa. El resultado es el caos que todos conocen: tráfico eterno, filas que avanzan a paso de tortuga y una paciencia que se agota antes de llegar al peaje.
El control del tránsito tampoco ayuda. Faltan radares, los cuellos de botella son los de siempre y cualquier accidente pequeño basta para bloquearlo todo. La fragilidad del sistema vial queda expuesta cada día y demuestra que el desorden no es nuevo en Guayaquil, solo se agrava.
Y si actualmente ya es difícil moverse, imagine cuando se llenen las urbanizaciones que están por terminar. Esta zona no necesita más diagnósticos, sino decisiones, inversión y autoridad.
La ciudad no puede seguir improvisando sobre la marcha. O se ordena el crecimiento ahora, o la vía a la costa terminará colapsando por completo. Y cuando eso pase, ya no servirá culpar al tráfico; será responsabilidad de quienes no actuaron a tiempo.