El periodismo es una noble profesión que tiene como objetivo fundamental ofrecer a la población en general información veraz y oportuna. Este ejercicio nunca ha estado exento de riesgos y amenazas, convivimos con toda forma de censura a la libertad de prensa.
Nos ratificamos en que “la prensa es la artillería de la libertad”, pese a que en algunos casos no es entendida y más bien pretende ser silenciada por quienes se consideran afectados por las publicaciones.
Nuestros periodistas son agredidos, insultados y amenazados por personas, incluso familiares de víctimas, que desconocen el proceso de elaboración de la información o que no están de acuerdo en cómo se abordan y publican las noticias.
Entendemos el dolor en las tragedias, no irrespetamos ni invadimos el espacio de la intimidad, informamos sobre los hechos, verificando y contrastando los datos. Restringir el derecho de los periodistas a informar afecta también el derecho del público a recibir noticias.
Aunque incomode y duela, el periodismo debe seguir con su incansable función, contar las cosas como son. La intolerancia no puede estar por encima de nuestros principios y objetivos: mantener informada a la sociedad.