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Opinión

Editorial: ¡Estado de decepción total!

Setenta y seis días en lo mismo. Unos 30 días, quizá, sumergidos en la falsa burbuja de seguridad que nos brindó el ver militares y policías realizando operativos conjunto en las calles. Dos meses y medio de escuchar hablar fuerte a las autoridades, desde el presidente Daniel Noboa hasta sus ministros de Estado, desde jefes policiales hasta operadores de justicia, asegurando que Ecuador volverá a ser un país seguro... todo para nada.

El incremento delictivo de las últimas semanas a lo largo y ancho del país demuestra que la delincuencia solo se tomó una pausa para reorganizarse y volver más fuerte. Y así lo ha hecho.

Atacan a las propias Fuerzas Armadas en Esmeraldas para defender su territorio de producción de droga. Matan a un policía recién ingresado al grupo antisecuestros, en Los Ríos, justo cuando iban a liberar a un hombre secuestrado. Llevan la muerte a un territorio antes de paz como Picoazá, en Manabí. Asesinan a 6 un día y a 8 otro día en Santa Elena. Matan a diario en Durán, Guayaquil, Quevedo, Machala... todo ha vuelto a la penosa ‘normalidad’ de la inseguridad.

Y mientras hoy el país llora la muerte de una joven alcaldesa, asesinada a balazos, nadie en el país sabe qué pasó con el promocionado Plan Fénix por la seguridad. Y, peor aún, qué pasará luego de que termine el estado de excepción.

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