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Opinión

Editorial: Despertemos o nos ahogamos

El fenómeno de El Niño aún no arriba, pero las señales de lo que podría venir ya se experimentan en una de las provincias más vulnerables del país. Esmeraldas no solo tiene los mayores índices de delincuencia, desempleo y pobreza, sino que se han dado las manifestaciones más fuertes de los embates que promete este fenómeno natural que podría imponerse sobre las escasas o nulas labores de prevención y acción de las autoridades.

Las lluvias de junio, distantes aún de las de diciembre, mes en que se espera que se den precipitaciones de gran intensidad, ya están dando paso a graves consecuencias: ríos desbordados, carreteras hundidas y cerca de 12.000 damnificados. De nada sirvió la primera alerta de marzo pasado, cuando se desbordó el río Blanco, dejando desconectadas a comunidades de Esmeraldas con Pichincha y Santo Domingo. Tres meses después, el puente prometido aún no llega y el cruce solo puede hacerse en lancha.

La inacción y la lenta gestión del Gobierno y de autoridades locales preocupa a pocos meses del próximo invierno. Si este es el desastre de hoy, ¿qué nos deparará El Niño? Urge potenciar la labor de prevención, no esperar a que se repitan estos eventos, porque ya estamos viendo cuál es la capacidad de reacción que tenemos. Debe darse un inmediato ‘despertar’ de la conciencia y la acción de las autoridades.