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Opinión

Editorial: El mes más alegre y peligroso

La Navidad y el Fin de Año deberían ser una pausa, un respiro, un momento para compartir sin miedo

Empieza el último mes y, con ello, la ‘locura’ típica de los ecuatorianos por comprar regalos, ropa y los ingredientes para que las cenas salgan perfectas. A eso se suman los pendientes y trámites que muchos intentan cerrar para sentir que el 2026 arranca limpio. Pero, mientras todo esto ocurre, el tiempo se vuelve corto, los desplazamientos más largos y tediosos, los compromisos se acumulan… y la ola de inseguridad sigue creciendo sin freno.

Justamente en este mes que se evapora ‘al vuelo’, cuando la gente anda más distraída y apresurada, es cuando más atención se debe prestar a los delitos. Las vulneraciones a la seguridad familiar aumentan, al igual que los lamentos después de caer en asaltos, secuestros, extorsiones y otras amenazas. Si bien el Estado tiene la obligación de garantizar la seguridad y el bienestar de todos, también es responsabilidad de cada ciudadano tomar medidas básicas para no ‘dar papaya’: evitar cargar dinero en efectivo, desconfiar de transportes de procedencia dudosa, no comprar en sitios sospechosos y jamás entregar datos personales o bancarios.

La Navidad y el Fin de Año deberían ser una pausa, un respiro, un momento para compartir sin miedo. Por eso, más que nunca, toca estar ‘pilas’ y estar conscientes. No se trata de vivir con paranoia, sino de moverse con los ‘ojos bien pelados’ en una ciudad que exige astucia.