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Opinión
Editorial: Llegó el caos navideño
Si el tráfico de Guayaquil ya es un suplicio cualquier día del año, en diciembre se vuelve una pesadilla de campeonato
Si el tráfico de Guayaquil ya es un suplicio cualquier día del año, en diciembre se vuelve una pesadilla de campeonato. La ‘locura’ por las compras navideñas convierte calles y avenidas en un parqueadero gigante. Y todo esto solo deja en evidencia que la ciudad sigue sin una verdadera mano de orden. Aquí todos hacen lo que les da la gana.
Los mismos tramos revientan a diario y las autoridades parecen mirar para otro lado, como si no fuera con ellas. Y para rematar, los agentes de tránsito a veces son parte del relajo: cierran vías sin lógica, bloquean redondeles y terminan armando más tranca de la que deberían evitar. Claro, los conductores tampoco ayudan, con esa indisciplina tan nuestra que empeora cualquier embotellamiento.
Ya es hora de que el Municipio planifique, pero en serio, que hable claro y haga obras que se sientan para acabar con el ‘infierno’ de la movilidad. Y que los agentes trabajen sin excusas ni ‘favores’. Guayaquil no puede seguir atrapada entre la improvisación y la dejadez. Esto necesita orden, criterio… y ganas de hacer bien las cosas.