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Opinión
Editorial: El parque que a nadie importa
El parque Centenario, símbolo histórico de Guayaquil, se encuentra hoy tomado por la delincuencia y el abandono de las autoridades
Para contar la historia de las ciudades basta con recorrer sus parques y plazas, donde el tiempo y los hechos históricos forman parte de la memoria colectiva y popular de sus habitantes. Lamentablemente, eso no se puede hacer en el parque Centenario de Guayaquil, que, por el abandono de sus autoridades, ha sido prácticamente ‘regalado’ a delincuentes. Ni el Municipio ni la Policía Nacional han podido —y mucho menos querido— rescatar este espacio, símbolo social del Puerto Principal, de traficantes de drogas, personas en situación de calle, prostitutas, comerciantes informales, borrachos y pillos que ahuyentan a turistas locales y extranjeros.
Indigna, e incluso resulta insultante, que pese a las denuncias sobre abandono y delitos cometidos dentro y en los alrededores del Centenario, a ninguna autoridad le importe dar la cara y comprometerse con su recuperación. Este parque debería ser el ejemplo de cómo rescatar espacios públicos en una ciudad tomada por las mafias.
Los guayaquileños demandan una respuesta inmediata o un plan de acción claro sobre este histórico sitio de encuentro de tradiciones y culturas.