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Opinión

Editorial: Hay que poner límites al poder

Con la misma vara hay que medir a quienes intentan presionar o amenazar a los jueces de la Corte Constitucional

Hace poquito salió una sentencia que dejó a más de uno con la boca abierta: dos exvocales del Consejo de la Judicatura fueron condenados a casi diez años de cárcel por entorpecer la justicia. ¡Sí, justo ellos que debían defenderla!

Resulta que la Fiscalía iba a procesar a uno de estos señores por tráfico de influencias, pero justo antes de que se le formularan cargos, ¡zas!, apareció un proceso disciplinario contra el juez del caso. Como quien dice: “Si no me gusta el árbitro, lo saco del juego”. Pero no les salió bien la jugada.

La Sala Penal de la Corte Nacional fue clara: aunque el Consejo sí puede sancionar a jueces, en este caso lo hicieron para meter miedo y frenar el proceso penal. Eso ya no es solo mala práctica, ¡es delito!

Y ojo, este no debería ser un caso aislado. Con la misma vara hay que medir a quienes intentan presionar o amenazar a los jueces de la Corte Constitucional. En un país tan contaminado por la corrupción, esa Corte ha logrado mantenerse firme, aunque no siempre acierte.

Por eso, hay que cuidarla. Porque si perdemos a ese último bastión, ¿quién nos va a defender de los abusos del poder?