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Opinión
Editorial: La riqueza dormida de Puná
Puná sigue olvidada pese a su potencial. Falta infraestructura, servicios y acción real para impulsar su desarrollo
El discurso es trillado, pero la realidad no cambia. La isla Puná, con su enorme potencial agrícola y turístico, sigue relegada al olvido. La falta de infraestructura, servicios básicos y seguridad son el reflejo de un abandono histórico del Estado.
La reciente inauguración de un centro de salud municipal es un paso necesario. Apenas ahora, en pleno siglo XXI, se atienden necesidades básicas de una población a la que se le ha negado incluso el acceso al agua potable.
Puná cuenta con más de 920 kilómetros cuadrados de extensión, una biodiversidad rica y una ubicación estratégica frente al Golfo de Guayaquil. Sin embargo, el desarrollo no llega. Con voluntad política y el interés de la empresa privada o inversión extranjera, bajo la guía del Gobierno, podrían desarrollarse proyectos que dinamicen su economía y transformen la vida de sus habitantes como la producción agrícola sostenible con enfoque de exportación o sistemas de energía renovable.
Puná no necesita más promesas, sino acción concreta. Tiene todo para convertirse en un ejemplo de desarrollo insular.