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Opinión

Editorial: Otro golpe al discurso oficial

La fallida contratación tecnológica del IESS por USD 37,7 millones reabre críticas por opacidad, falta de fiscalización y promesas anticorrupción 

Es un escándalo, pero el Gobierno y el oficialismo prefirieron echarle tierrita. La empresa estadounidense que ofreció sus servicios tecnológicos al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), por 37,7 millones de dólares, contrato que nunca se firmó, salió del país casi regañando a los ecuatorianos por “desperdiciar una oportunidad”.

Criticó que seguiríamos con un sistema de los Picapiedras, habló de “intereses oscuros”, ataques y difamaciones. Pero lo que realmente preocupa no son sus lamentos, sino la falta de transparencia en los procesos de contratación y los criterios técnicos con los que se negocia el manejo de millones de dólares públicos.

Para los asambleístas oficialistas que repiten que “no hay nada que fiscalizar”, queda claro que el problema no es la tecnología, que tanta falta hace en las instituciones del Estado, sino la forma opaca, rara y misteriosa con la que se intenta implementarla. Y todo esto ocurre en plena crisis del sistema de salud y del propio IESS, donde los afiliados y los pacientes siguen siendo los más ‘pateados’.

Este tipo de procesos no solo minan la confianza ciudadana, sino que de rebote golpean el discurso anticorrupción que el Gobierno pregona con insistencia. Sin reglas claras, sin fiscalización real y sin transparencia, cualquier promesa de “cero tolerancia” suena vacía.