Opinión
Quedó confirmada la destitución de Ochoa
La Asamblea decidió por 119 votos censurar y confirmar la destitución del Superintendente de Comunicación, Carlos Ochoa, quien ejerció sus funciones imponiendo sanciones a los medios de comunicación, cumpliendo las órdenes que se le enviaban desde Carondelet, siempre de manera autoritaria e injustificada.
Esa superintendencia se creó para que hubiera un funcionario encargado de amedrentar y hostigar a los medios privados de comunicación, cumpliendo el mandato dictatorial en que se convirtió el poder correísta.
Dicho funcionario fue, además, un censor y verdugo que pretendió silenciar las voces independientes y someter a los medios creyendo que el temor los iba a callar para evitar la investigación y el pensamiento libre de la comunicación social y que se rindieran ante la prepotencia del correato.
Los medios, sin embargo, no se doblegaron. Pagaron algunas sanciones y guardaron su independencia, a sabiendas que esto los llevaría a nuevas y mayores sanciones, sin causa legal.
Ochoa fue el ejecutor de las órdenes del poder y, por serlo, ha sido destituido y censurado por una inmensa mayoría legislativa.
Se espera que su reemplazo sea un ciudadano respetable y respetuoso de la libertad de expresión con las puertas abiertas para mantener una actitud digna con la prensa nacional.